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estos últimos años os ha llevado a una actividad apostólica tal vez demasiado intensa y dispersiva, es el momento de revisar vuestras opciones a este respecto; dedicad mayor tiempo, corazón y alma a Dios, enseñad con vuestra vida a los hermanos que Dios tiene derechos sacrosantos en la existencia del hombre, y no puede ser relegado al último lugar de la casa, al último momento del día. La búsqueda de la intimidad con El debe ser el gran compromiso de vuestros días" 56 • ¿Qué relación existe entre contemplación y acción? Planteada en estos términos, la pregunta no tiene respuesta. El ejemplo de Cristo, el camino escogido por Francisco, la más pura tradición de la Orden pueden, sin embargo, ayudarnos. Francisco, animado por el Espíritu de Dios, ha dado a sus frailes una Regla que pretende ser, ante todo, un punto de apoyo para una "vida" según el Evangelio. Francisco quería para sus hermanos aquella libertad de espíritu por la cual se sentían libres no "de" sino "para" más elevadas y difíciles obras; la libertad de los hijos de Dios que conduce a los hermanos bien al monte de la contempla– ción bien al campo del apostolado. Dar normas más precisas, tratar de codificar una "vida", sería cortar las alas del entusiasmo y del celo, cortar la ascensión del alma a Dios, limitar en las almas los beneficios de la unión profunda con Dios. Pero, ¿en qué medida esta unión de contemplación y acción puede realizarse en una institución humana? Las Constituciones afirman que ello es posible si ambos aspectos de la vida, inspirados por el único Espíritu del Señor, en lugar de ponerse entre sí se completan mutuamente. Para ello piden cautela en la selección de los candidatos, intensa preparación en el período de formación, conocimiento sincero y sereno de las obligaciones y de las dificultades que nuestro género de vida comporta y, finalmente, un amor ardiente a Jesús pobre y humilde. 56 L'Ossevatore Romano 2,2, 1984. 40

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