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a ellos, sino que se necesita un estado de oración, para que sea el Espíritu de Dios el que empuje a ir por el mundo anunciando la salvación a los hombres. 5. Solicitud de la Iglesia. Pablo VI en 1974 escribía a los capitulares: "El espíritu contemplativo, que se destaca en la vida de San Francisco y de sus primeros discípulos, es un bien precioso que sus hijos deben ahora promover e introducir de nuevo en las habituales costumbres de su vida. Por tanto, la verdadera renovación de vuestra extraordinaria– mente benemérita Orden debe brotar de una fuente viva y vital, es decir, de la oración que se expresa de muchas maneras. Esto es absolutamente necesarioparaque se recupereel aspecto contemplativo de vuestra vida, y al mismo tiempo, vuestro apostolado reciba una mayor fuerza y una eficacia más amplia" 54 • Y Juan Pablo II, dirigiéndose a los capitulares en 1982: "Voso– tros habéis justamente reafirmado, en todos los sentidos, el puesto primario que debe ocupar en vuestra vida, tanto personal como comunitaria, la oración y, en particular, según vuestra tradición más genuina, la oración contemplativa. De todas las "raíces", ella es, efectivamente, la 'raíz madre', aquella que sumerge al hombre en el mismo Dios, que mantiene el sarmiento unido a la vid (Jn. 15,4) y asegura al religioso aquel contacto constante con Cristo, sin el cual-como El mismo afirma- no podemos hacer nada, y con su Espíritu de santidad y de gracia" 55 • El mismo Pontífice exhortaba así a los Superiores Provinciales Capuchinos de Italia al final de un curso de formación permanente: "El carisma de vuestra Orden -decía- nacido del robusto árbol plantado por Francisco de Asís, se caracteriza por la fervorosa práctica de la oración, unida a aquella 'perfecta alegría' (Sant 1,2) que no procede del mundo sino de una profunda comunión contemplativa con Jesús crucificado y resucitado. Si el camino de 54 AOFMCap 90(1974)277. 55 AOFMCap 98(1982)192-193. 39

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