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Este se la concedió y confirmó para él y para sus hermanos, presentes y futuros" 33 • Así el santo, y toda la fraternidad, se inclina a la obediencia de la sede apostólica: "El hermano Francisco y todo aquel que sea cabeza de esta Religión, promete obediencia y reverencia al Señor Papa Inocencio y a sus sucesores" 34 ; Cómo Francisco haya entendido y vivido esta obediencia y reverencia, lo demuestra con claridad el comportamiento de toda su vida. Inamovible con todos los "desviacionistas" de la Orden, incluso rectamente intencionados, cuando se trató de salvaguardar el ideal evangélico y la fisonomía de la Orden, fue por el contrario condescendiente y filialmente humilde frente a sugerencias, modi– ficaciones, adaptaciones de su propio ideal, cuando le eran pro– puestas por la Iglesia. Por esto se puede muy bien decir que la Regla definitiva de la Orden franciscana es tanto_de san Francisco como de la Iglesia. Nos explicamos entonces cómo las Constituciones invitan a todos los hermanos a profesar una particular devoción hacia la santa madre Iglesia "para conservar integra esta herencia espi– ritual" y a sentir en todo con la Iglesia: en el pensar, en el hablar y en el obrar "evitando con cuidado las doctrinas falsas o peligro– sas" 35 • Francisco, en las relaciones con la Iglesia se ha comportado siempre de un modo activo y espontáneo, y no por un sentido de sumisión y aceptación servir de coacción, sino que se ha compro– metido con todas sus fuerzas en mantener para él y su institución una praxis de fidelidad que es al mismo tiempo una rendición al ideal que Dios les ha propuesto y una sumisión completa a la jerarquía establecida por Dios mismo en la Iglesia. Las distintas redacciones de la Regla, del Testamento, algunas cartas de exhor- 33 lR, Prólogo 1-3; FF 2. 34 lR, Prólogo 4-5; FF 3. 35 Const 181,2-3. 161

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