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por tentaciones y tribulaciones. La tentación vencida es, en cierto modo, el anillo con que el Señor desposa consigo el alma de su siervo" 17 • De él dice el biógrafo: "Sometía su cuerpo -de veras inocente- a azotes yprivaciones y multiplicaba sobre él los castigos sin motivo. Es que el ardor del espíritu había aligerado el cuerpo ya tanto, que, si el alma era sedienta de Dios, aquella carne santísima desfallecía de sed" 18 • La lucha que también él tenía que librar no llegó jamás a ofuscar el candor de su alma; incluso le ayudó para ver sus propias limitaciones, lo ejercitó en la más absoluta pobreza confiando únicamente en la ayuda divina. Revolcarse por la nieve, arrojarse. entre los espinos, flagelarse hasta llegar a brotarle sangre, con gestos característicos que no podían faltar en su vida. Es difícil separar lo que puede haber de históricamente seguro en.todo ello de cuanto podía formar parte, en aquella época, de un cierto modo de escribir la vida un santo. Ciertamente que viene muy bien a la persona del Santo el episodio de los monigotes de nieve, que nos hace ver cómo Francisco no sentía vergüenza de que se supiera que sentía tentaciones contra la castidad y de tener que recurrir a veces amedios casi extremos para conseguir la victoria en la lucha. También esto forma parte de su pobreza de espíritu: reconocía y aceptaba su condición de criatura, sin presunción y sin orgullo, sin pretensiones de angelismo y sin creerse invulnerable a las tentaciones 19 • 2. Para vivir la vida de castidad consagrada, se aconseja parti– cularmente, la participación en la vida sacramental: tanto del banquete eucarístico como del sacramento de la reconciliación; la perseverancia en la oración constante; la íntima unión con Cristo y su Madre Virgen 20 • Quien quiere vivir su propia virginidad en plenitud, debe comprometerse a unirse siempre más íntimamente a Cristo que 17 2C 83,118; FF 704. 18 2C 92,129; FF 713. 19 Cfr 2C 82,117; FF 703. 2 ° Cfr Const 170,2. 147

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