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que buscarla en una visión de fe, ya que "el súbdito no tiene que mirar en su prelado al hombre, sino a Aquel por cuyo amor se ha sometido. Cuanto es más desestimable quien preside, tanto más agradable es la humildad de quien obedece", enseñaba san Francis– co 33, En la misma Adm. III, Francisco reprocha a aquellos religiosos que "So pretexto de que ven cosas mejores que las que mandan sus prelados, miran atrás (cf. Le 9,62) y toman al vómito de la voluntad propia (cf. Prov 26,11; 2Pe 2,22); éstos son homicidas, y, a causa de sus malos ejemplos, hacen perderse a muchas almas" 34 • Por eso las Constituciones, retomando las palabras de Francisco, dice: "Y si alguna vez el hermano, después de un diálogo fraterno, ve cosas mejores y más provechosas que las que le manda el ministro, sacrifique las suyas voluntariamente a Dios y procure cumplir las que son del ministro. Pues, ésta es la verdadera y caritativa obediencia, que satisface a Dios y al prójimo" 35 • El único límite que Francisco pone a la obediencia es éste: que el superior mande algo al súbdito contra su ánima. También en este caso límite, el hermano deberá tratar siempre con caridad al superior y estar dispuesto a sufrir sin más persecución antes que separarse de los propios hermanos: "Pero si el prelado le manda algo que está contra su alma, aunque no le obedezca, no por eso lo abandone. Y si por ello ha de soportar persecución por parte de algunos, ámelos más por Dios. Porque quien prefiere padecer la persecución antes que separarse de sus hermanos, se mantiene verdaderamente en la obediencia perfecta, ya que entrega su alma (cf. Jn 15,13) por sus hermanos" 36 • Según lo que prescribe la misma Regla, "aquellos que, por razones personales o por circunstancias externas, se ven en las 33 Cfr2Clll,151;FF735. 34 Adm 3,10-11; FF 151. 35 Const 165,3. 36 Adm 3,7-9; FF 150. 136

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