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en la caridad 7 • La conversión del corazón, como actitud interior, como "éxodo" del propio egoísmo, exige ciertamente una manifestación visible en la vida diaria. Bajo el ejemplo de los santos franciscanos, que han seguido con perfección las huellas de Francisco, los "penitentes franciscanos" deben sobresalir siemprepor unadelicada y afectuosa caridad y alegría y, siendo austeros para consigo mismos, deben mostrarse llenos de bondad y condescendencia con los demás. Una penitencia triste y malhumorada no es ciertamente el fruto de una verdadera conversión según el Evangelio 8 • El espíritu de conversión y de renovación interior debe movemos a realizar obras de penitencia según la Regla y las Constituciones y según Dios nos inspire, para que actúe cada vez más profundamente en nosotros elm,sterio pascual de Cristo 9 • A los hermanos se les invita a recordar que nuestra misma vida consagrada es ya de por sí una extraordinaria forma de penitencia. En consecuencia han de esforzarse en ofrecer por nuestra salvación y la de los demá~, y para favorecer la vida fraterna, "la pobreza, la humildad, las mclestias de la vida, el fiel cumplimiento del trabajo cotidiano, la disponibilidad para el servicio de Dios y del prójimo y el fomento de las relaciones fraternas, los achaques de la enferme– dad o de los años, e incluso las persecuciones por el Reino de Dios", a fin de que sufriendo con los que sufren, nos alegremos siempre de nuestra conformidad con Cristo 10 • Sigan el mismo camino de conversión recorrido por Francisco, yendo al encuentro especial– mente de aquéllos que están marginados y carecen de todo recur– so 11 • 7 Cfr Const 101,7. 8 Cfr 2R 3,11-13; FF 85; Const 101,1-2. 9 Cfr Const 102,3. 1 ° Cfr Const 102,4-5. 11 Cfr Const 102,6. 105
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