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Monetario del Colegio de Lecároz Hasta el presente van catalogadas 2.500 piezas distintas, de la más variada procedencia, módulo y curso. No constituyen, por tanto, una colec– ción homogénea ni especializada, salvo por su universalidad, a tono con la que al Colegio han dado sus ex colegiales. Lote interesante, aunque reducido, lo forman las monedas ibéricas e his– pano r9manas, cuya somera descripción se ofrece en estas páginas. Proceden de Calagurris, Turiasu, Caesaraugusta, Barscunes (Navarra) y de cecas roma– nas. Algunas de las monedas imperiales (por lo general bien conservadas) son restos perdidos del tesoro ingente que afloró, según se dice, al abrir la zanja por la que discurre el canal que alimenta una de las centrales eléctricas de Vera de Bidasoa. Sucedió en los primeros años del siglo actual. La gran masa se la llevaron a espuertas los chamarileros ( salvo exageración) a precio de chatarra. Como al parecer la moneda se halló dispersa, a lo largo y a lo hondo, y no acumulada, bien puede conjeturarse que hubo en Vera de Bidasoa (Pimpeduni)' un asentamiento romano permanente. La indicación «ex Pampilona» con que se presentan algunas otras mo– nedas, solamente expresa la procedencia del donativo. Son notables, por su conservación, los denarios ibero romanos, el uncia! fenicio de Gadir, un par de ases ( cobre y bronce medio) ibéricos y los ases, máximo tamaño, de Agripina y Trajano. En jornadas insospechadamente fatigosas, han llevado a cabo la clasi– ficación de las otras mil y tantas piezas nuestros profesores Ricardo Enecoiz, Licenciado en Filosofía Pura, y Jesús Larrañeta, Licenciado en Historia, que, en muchos casos, más por la intuición que se ctea con el ejercicio que por la diafanidad casi nula de gráfilas y de emblemas, lograron fijar patria, rey o república, ceca, fecha y leyenda de los cóspeles que forman nuestro mosaico numismático internacional. Las más antiguas monedas de las Españas, que figuran en él, no remon– tan el reinado de Enrique III de Castilla. A partir de los Reyes Católicos, no hay monarca sin su representación. Ni las repúblicas primera y segunda. Piezas de a dos reales de Fernando e Isabel, maravedíes de Carlos V y D.ª Juana, reales de a ocho de Fernando VI, Carlos III y IV, escoltados [lJ 41

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