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TIBURCIO DE REDIN, TECNICO NAVAL tro escudos le bastaban para ponerse en servicio del rey. Acomodóse el monarca al sentir de sus consejeros, se confirmó al de Santacilia en S\l pri– mera mensualidad de 80 escudos; y de rechazo, y en atención a su deman– da, se fijó el sueldo de Redín en 160 escudos, «considerando que si aquella Armac;on perseuera, tendrá bien en que gastarlos; y si no, se habrá de re– formar este sueldo con los demás» 6 • Recibiéronse entre tanto en la corte tres cartas del marqués de Villa– franca, general de las galeras de España, referentes a la forma en que se habían de enarbolar las embarcaciones que se aprestaban en Barcelona. Reunidos el conde duque, los marqueses de Leganés y de Castro Fuer– te y D. Felipe de Silva, acuerdan representar al rey la conveniencia de pe– dir su parecer a «Don Alfonso de Ydiáquez, Don Tiburcio de Redin y Don Juan de Amasa, personas prácticas y experimentadas» 7 • D. ALONSO DE IDIAQUEZ CAMARENA, en contraste con sus homónimos de la rama de Tolosa (el secretario de Carlos V y su nieto, virrey de Navarra) apenas ha tenido prensa. Está por escribirse su nota biográfica. Alguna culpa debe de recaer sobre peripecias de linaje. Su pa– dre, Domingo Pérez de Idiáquez, fue hijo natural de D. Francisco de Idiá– quez, primogénito de la rama de Azcoitia, que le tuvo en D.ª Catalina de Goicoechea, madre soltera. Alfonso o Alonso de Idiáquez Camarena, hermano de Martín, héroe de Nordlinghen, fue caballero del hábito de Santiago, superintendente de la fábrica de navíos de la provincia de Guipúzcoa, y jefe de corsarios de Cantabria; estuvo al frente de la construcción de embarcaciones en Pasajes (se decía El Pasaje) y Rentería; apoyó con 20 zabras, en otoño de 1636, la operación de San Juan de Luz y cooperó en 1638 al socorro de Fuenterrabía 8 • Debió de fallecer en 1641 o 1642. D. JUAN DE AMASA, sobre cuya vida y obra nada se ha agregado a lo que en 1810 dejara escrito D. Juan Ignacio Gamón 9 , fue experto en cuestiones naúticas por tradición familiar y por entrega personal. Su abue– lo, Juan de Amasa, renteriano, cobró fama y estimación imperial por haber salvado de la acometida de tres fustas y una urca otomanas el cargamento de 11.000 ducados que, por comisión de Carlos V, condujo, en un navío de su propiedad, desde Málaga a Orán (junio de 1540) para los defensores de esta plaza. Otro Juanes de Amasa, hijo del precedente, se alista en 1559 como sol– dado aventajado de 12 escudos en Lombardía, a las órdenes del maestre de campo Hernando de Silva; lucha en Flandes con los tercios del duque de 6. En Madrid, a 8 de agosto de 1635: AGS, Estado, leg. 2656. 7. En Madrid, a 15 de julio de 1635: AGS, Estado, leg. 2.656. 8. FERNANDO DEL VALLE, Apuntes de un Nobiliario de Guipúzcoa, en «Euskal Erria» 68 (San Sebastián, 1913-II), 313. BASTIDA PEDRO, Puntual y cierta relación del suceso feliz de las armas victoriosas de su Majestad en el Exército de Navarra... (Valladolid, 1636), ap. P. ASPURZ, p. 81; P. JOSÉ MORET, Empeños del valor y bizarros Desempeños o Sitio de Fuente-Rabia, que escribió en latín el P..... Sucedió el año de 1638. Escrito en tres Libros, año de 1654, Traducido al castellano año de 1763... (Pamplona), Imp. de los Reales Tribunales de Navarra (1763). Libro Segundo. 9. JUAN IGNACIO GAMÓN, Noticias Históricas de Rentería. Prólogo y Notas de Serapio Múgica. SERAPIO MúGICA, FAUSTO AROCENA, Reseña Histórica de Rentería (a manera de apéndice). San Sebastián, Nueva Edit., 1930; p. 299-308. [3] 495