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EULOGIO ZUDAIRE HUARTE qués de Castrofuerte, Don Phelipe de Silva», fue la de construir en las ata– razanas de Barcelona «una armadilla, para hazer. fuerc;a en las costas de Provenza, impidiendo y atravesando el comercio de manera que los súbdi– tos del Rey de Francia sufran una muy sensible diuersión con estas armas y teman otros mayores progresos en tierra, con que traten de guardar su casa y no inquietar las agenas» 2 • Días después, el 14 de junio, presentaba el conde duque de San Lúcar su plan de campaña preventiva3, en que ni se alude a la fabricación de bajeles ni de ureas; pero el 30 del mismo mes, en nueva sesión de los cita– dos consejeros, se consulta, y aprueba su majestad, «que sería bueno seña– lar a Don Tiburcio de Redin y a Don Pedro Santacilia... al primero ciento y veynte escudos de sueldo al mes en el puesto de cabo de la dicha gente de la Aramadilla que V. Magd. ha mandado formar en Barcelona; y al se– gundo, como Almirante della... ,i>chenta escudos de sueldo al mes 4 • No sé qué fundamento puede tener el episodio de impaciente matone– ría que, sin citar fuente, describe el mejor biógrafo de D. Tiburcio de Re– dín, P. Lázaro de Aspurz: enojado el caballero navarro porque el conde duque no le expedía el título de gobernador de la armadilla de Cataluña, plantóse en el cruce de las Cuatro Calles, esperó la llegada del coche en que se paseaba el valido de Felipe IV y como los lacayos hicieran ademán de seguir adelante, agarróse de las colleras de las mulas y cortó los tirantes a cintarazos. Encaróse con Olivares y le reclamó el pronto despacho de sus credenciales 5 • Difícilmente puede admitirse tal percance a mediados de julio ni en otra fecha, por razón del título de gobernador de la armadilla de Cataluña; pues que a lo largo de este mes y del siguiente se continuaron tramitando y esclareciendo, con la colaboración del mismo Redín, ciertos problemas técnicos «sobre la nueva fábrica de baxeles que se hazen en Barcelona». Redín, que aprovechaba su estancia en la villa y corte para gestionar comisiones de su amigo, D. Jerónimo de Ayanz, señor de Guenduláin y alguacil mayor de Navarra, podía desesperar porque nunca llegaba el mo– mento de entrevistarse con el de Olivares para tratar de los intereses de su compaisano; mas no porque se dilatase su viaje a Cataluña. Recurso que presentó por estas fe%as D. Tiburcio de Redín y que fue atendido ad unguem, al pie de la letra, fue en pro del almirante eventual, Pedro Santacilia: se le había hecho merced de 80 escudos mensuales; pero como por su empleo le correspondía la mitad que al gobernador de la ar– madilla, se le quedaban reducidos a sesenta. Refirió Olivares a la junta de estado el gran sentimiento que por ese agravio al de Santacilia le había ma– nifestado D. Tiburcio de Redín; que por lo que a su persona tocaba, cua- 2. Ynstruccion a Don Tiburi.io de Redin... : Archivo General de Simancas (AGS), sec. Estado, leg. 2656. 3. EUL0GI0 ZUDAIRE HUARTE, El Conde Duque y Cataluña, cap. VI. Madrid, CSIC, 1964. 4. AGS, Estado, leg 2655: En Madrid a 30 de junio 1635. 5. P. LAZARODEASPURZ,Redín soldado y misionero. Madrid, Espasa Calpe, 1951, p. 72. Se toma la noticia de P. Fray MATEO DE ANGUIAN0, Vida y Virtudes del Capvchino español... D. Tiburcio de Redin. Madrid (s.a., 1686). Adviértese que todas las licencias para imprimir la obra, incluso la censura de fray Félix de Bustillo, datan de 1685. 494 [2]
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