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Don Tiburcio de Redín, Técnico Naval EULOGIO ZUDAIRE HUARTE Barón de Bigüézal, D. Tiburcio de Redín, pamplonés, bautizado en la parroquial de San Cernin el 14 de agosto de 1597 Armadilla de Cataluña T odo biógrafo corre el riesgo de incurrir en una cierta idolatría con su protagonista, aunque sus hechos más relevantes destellen con la mafia de Al Capone. ¿ Qué mucho entonces que algo de ello pudiera darse, cuan– do el héroe es un Redín, que pone en jaque a la corte de Felipe IV por su bravura y su matonería y la deja en hálito de pasmo con sus empresas de fraile misionero? Si bajo el hábito militar de caballero de Santiago llegó a ser D. Tibur– cio de Redín el «Júpiter español», bajo el sayal franciscano de lego capu– chino fue fray Francisco de Pamplona el buen samaritano del negro del Zaire y del indio del Caribe. Durante el año y medio que precede a su entrada en religión se le ofre– cen dos oportunidades que revelan su prestigio y su talante, su valía y las flaquezas de su humor. El 6 de junio de 1635 firmaba su majestad cristianísima, el borbón Luis XIII, la declaración de guerra contra su cuñado el rey católico, Felipe IV. Reaccionaron los políticos españoles con inmediatas consultas de esta– do y guerra; y reaccionaron sus intelectuales (Quevedo, Saavedra Fajardo, Alonso Guillen de la Carrera) con briosas protestas contra la arbitrariedad agresiva del vecino galo. Una de las decisiones tomadas por la ju,nta de estado, a la que concu– rrieron, «con el Conde Duque de San Lúcar 1 , Marqués de Leganés, Mar- 1. Aunque se persista en la inercia de titular al valido de Felipe IV, D. Gaspar de Guzmán, «conde duque de Olivares», nunca se le designó oficialmente como tal, porque no lo fue, sino en la forma arriba copiada o en otra más completa de «Conde de Olivares y Duque de San Lúcar la Mayor», cuando no se le nombraba simplemente «el Conde». Cfr. EULOGIO ZUDAIRE, Un error de inercia: el supuesto Conde Duque de Olivares, en «Hidalguía», 60 (Madrid, 1963), 599-610. [1] 493