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TIBURCIO DE REDIN, TECNICO NAVAL Según se murmuraba, el marqués de Valparaíso había prodigado las licencias entre solteros y vagabundos. Apenas si el barón de Bigüézal, con la promesa del coronel Diego de Isasi de aumentarles el sueldo medio real diario, logró el 7 de febrero comprometerlos para otro mes de servicio activo. Aprueba Felipe IV todas las proposiciones del maestre de campo, D. Tiburcio de Redín: mejora de medio real diario, despacho de las patentes que piden los capitanes y confirmación de los demás grados de la oficialidad. En hoja aneja a su carta de 10 de febrero, detalla las condiciones para la formación del tercio de N avarra 33 • Al dorso de la carta de Redín a su majestad: «que ya se le enuian las gracias y se aprueva aver dado el medio real más por el tiempo que travajaren (en las fortificaciones) y esto sea por carta mía», esto es, del rey. Días después, el 15 de febrero, vuelve a urgir el maestre de campo Redín a Olivares el envío inmediato de municiones y bastimentos; porque sin esto no hay plaza fuerte. Solamente la batalla psicológica que por aquellas fechas libraba consigo mismo D. Tiburcio de Redín pudo mantenerle en aquella parálisis de trinchera, apenas animada por los trabajos de fortificación y por esporádicas escaramu– zas. Al declinar el año, recibió el Excmo. D. Francisco de Andía e lrrarazábal, marqués de Valparaíso, orden fechada el 21 de diciembre de 1636, de presentar– se en la corte. Se le reprochaban sus quejas, contenidas en carta de 12 del mismo mes, de sentirse desatendido y como preterido. Y a buen seguro que no le faltaba razón; pero le falló la diplomacia. Sucedióle en el mando superior del ejército de Labort, el duque de Noche– ra, D. Francisco M.ª Carraffa Castriotto, «honra de la antiquísima familia de los Carraffa», en opinión del Dr. Sevillá, cronista inédito de la guerra deis Segadors. Redín temió y previó su fracaso: «A Nochera aguardamos -escribe en su carta de 10 de febrero al conde duque-importa que V.• Ex.ª le encargue el amor y apacibilidad con la gente; porque está hecha a la del coronel (Diego de Isasi) que es mucho lo que les ha obligado». Nochera y Redín no llegaron a congeniar. Y si en el lance con el marqués de Villafranca puede cargarse más culpa sobre el barón de Bigüézal (por su fibra del honor o por su crisis interna), en el caso presente parece mayor la del duque de Nochera. Le había ordenado Felipe IV dar gracias a D. Tiburcio de Redín por haber presentado cara al enemigo, cuando intentó atacar el fuerte en construcción de Tellatueta. Y se excusó el de N ochera con que presentar cara al enemigo, sin enzarzarse en la lucha, era acción ordinaria en los frentes de batalla, por la que a nadie se daban gracias. Y como de hacerlo podría haber susc~tado renoillas en _los otros, cabos o_jefes mil~tare_s, prefirió ~sperar 1:1ejo~ ocasión. «V. Md. se sirua de darselas, si le pareciere Justo, que el las estimara más de V. Md. que no por mi medio» 3 4. 33. Sendas cartas de D. Tiburcio de Redín al rey y al conde duque, desde Ciboure, 10 de febrero de 1637; otra autógrafa al conde duque, Ciboure, 15 de febrero, firmada «Don Tiburcio de Redin, baron de Vigüe4,al» (rb.): ACS, C.A., leg. 1.209. «Lo que escribe Don Tiburcio y con esta ocasión si se le publicará la maerced y que sea por acostamiento»: ACS, C.A., leg. 1.193. Se le publicó este acostamiento, según quedó reseñado. 34. Duque de Nochera al rey; Pasaje 24 de abril de H,37: AGS, C.A., leg. 1.602. [15] 507

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