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EULOGIO ZUDAIRE HUARTE se mantiene hasta que Carlos II, político voltario al rumbo de sus personales conveniencias, rompe con Pedro el Cruel y pacta con Pedro IV de Aragón (Uncastillo, 26 de agosto de 1363): Miguel Sánchiz de Ursúa pasa a gober– nar el castillo y la villa de San Juan de Pie de Puerto, cuya castellanía con– serva hasta el año 1369, en cuyo mes de enero aún manda el rey entregarle secretamente cuatro personas, para que las encierre bien encerradas en dicha fortaleza. Continúa ejerciendo de alcalde de corte, que autoriza con su signet o con su sello cobros del real tesoro, hechos por diversas personas; y de maestro de ballesteros, que ordena a Juan de Auet, tesorero de guerra, pagar por sus trabajos a Mahoma Madraz y su compañero de Tudela y al moro Aliot Aludali, maestro de artillería y a los pontoneros que han de pro– curar a gentes de armas el paso del Ebro. Y aún se encarga de que sus . acemileros transporten, .a lomos de las bestias, artillería, tienda, paveses, ba– . llestas y otras artes de guerra. Aunque no pocas veces se juraran los reyes paz y concordia sobre las especies consagradas, ni unos ni otros se creían ligados por la virtud de reli– gión ni se fiaban de la fidelidad del oponente. De ahí la reiteración de los . pactos más contradictorios. Y pues no faltaba quien pusiera al descubierto sus veleidades, volvían a la mesa de negociaciones, como Pedro IV de Ara– gón y Carlos II de Navarra que de nuevo se reúnen en la villa de Sos por marzo de 1364. Por el momento parece convenirles apoyar al bastardo Enrique de Trastámara, que acaba de anudar amistad y alianza con el rey francés; pero si están sus ojos clavados en las cláusulas del acuerdo presente, está su oído atento a los rumores de Castilla y de Guyena. En el intercam– bio de rehenes, como garantía de fidelidad, entrega Carlos II un hijo de su hermano el infante Luis y sendos de otros tantos ricoshombres, como Juan Ramírez de Arellano, Martín Enríquez de Lacarra, el señor de Agramont y Miguel Sánchez (o Sánchiz) de Ursúa. 6 Tras la derrota de Cocherel ( 16 de mayo de 1364) Carlos, por remo– quete el Malo, tiene que renunciar a sus tierras de la cuenca del Sena que su cuñado francés, Carlos V el Sabio, le conmuta con el señorío de Montpe– llier: un enojoso enclave en tierra extraña, de malos presagios. Por eso envía de embajadora a su propia mujer, Juana, que cruza el Pirineo en noviembre de 1365. Desde primeros de julio de 1366 espera su regreso en el castillo de San Juan de Pie de Puerto. Com~ continúan bullendo en su cabeza empresas belicosas, contrae una deuda de 1.000 florines de oro con Nicolás de Lasa– gue, vecino de Bayona, con la promesa de que, si en término de un mes no se los restituye, se constituirán sus prisioneros en aquella ciudad el castellano de San Juan, Miguel Sánchiz de Ursúa y el caballero García Arnal de 6 Ibíd., lib. IX, cap. 52. 144 [4]

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