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EuLOGIO ZunAIRE HuARTE Bogotá». 31 Tal vez ni llegó a enterarse el capitán Pedro de Ursúa de las consecuencias de su aventura donjuanesca. Bien pudo suceder que desde Panamá navegara al Callao para entrevistarse con el virrey Mendoza y con– certar con él la fatídica empresa del Marañón. En 1549 fundó Pedro de Ursúa la ciudad de Pamplona, que muelle– mente se recuesta en un verdegueante paso de la cordillera oriental; por su flanco occidental se despeña el presuroso «Pamplonica», entre faces de alter– nante profundidad. El acondicionamiento urbanístico a cordel, el clima de grata temperatura a sus 2.600 m. sobre el nivel del mar, la abundancia de aguas (que hoy se consideran contaminadas), su estratégico asentamiento, la distribución cuadriculada de sus solares, revelan en Pedro de Ursúa sentido habitacional de un hombre del campo y opción disciplinar de un jefe señorial, gobernador de mesnadas. Hoy la Pamplona colombiana es ciudad en deca– dencia, salvo su población escolar que suma aproximadamente la mitad de sus 30.000 habitantes. Su empuje económico y su influencia política fueron notables hasta fines del siglo XVIII. Todavía el virrey Guirior mandó hacer estudios sobre sus minas de oro, cuya fama bien pudo ser móvil importante en la fijación de aquel asentamiento urbano. En busto señero de bronce, levantado sobre la Plaza de Armas de la ciudad de Pamplona, mostró el gobierno colombiano su voluntad de pereni– zar la memoria del ilustre fundador, Pedro de Ursúa. Eulogio ZuDAIRE HuARTE 31 Juan FLóREZ DE ÜCÁRIZ, Libro Segundo de las Genealogías del Nuevo Reyno de Granada. Madrid, 1676, p. 480. El Libro primero se publicó en Madrid, a. 1674. 156 [16]

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