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FRANCISCO ÜNDARRA Debió de ser redactado a principios del siglo pasado, pues leernos en la pá– gina 305 las siguientes palabras: «Batzuec eta besteac ( se refiere a "gentill", "Turco" y "deabru") alear arturic, guerra bici eguin dioe Cristo gure Jaunari, au ill, ta ondoren milla ta zortci eun urte onetan», es decir, que los gentiles, los turcos y los demonios han realizado encarnizada campaña contra Cristo a partir de su muerte en estos mil ochocientos años. Y en las páginas 283-284 da por supuesto que los jesuítas no existían, corno se colige de estas expresiones: «Santo Dorningoco Religiosoac ezarri ay dituzten Cofradiac dira, Arna Virgiña Errosariocoaren icenecoac; San Fransciscucoac irugarren ordenacoac; eta Jesusen Cornpañiacoac ezarri oy cituztenac ciran, Jesusen icenecoac, Jesu– sen viotzarenac, edo Jesusen Amaren icenen bat zutenac. Beste cernbait Re– ligiotacoac ere ezarri ay dituzte beren Cofradiac; bada Carrnendarrac venera– tu oy due Jesusen Amaren Escapulario Santua... » Es evidente el contraste entre ezarri oy dituzten «las (Cofradías) que erigen» y ezarri oy cituzten «las que solían erigir» los de la Compañía de Jesús, «las cuales llevaban» zutenac la advocación del Corazón de Jesús y de la Virgen. Se confirma el contraste al afirmarse a continuación que también las otras religiones ezarri oy dituzte «suelen erigir» sus cofradías. Así, los carmelitas veneratu oy due «suelen venerar» al santo escapulario de la Virgen. · Cuando habla de los jesuítas, lo hace en pasado, corno algo que se solía hacer, pero ya no se hace; en cambio, de los demás se expresa en presente y corno cosa que se halla en plena vigencia. Es sabido que la Compañía de Jesús fue suprimida y estuvo extinguida entre 1773 y 1814, siendo restau– rada en España el año 1816. Con estos datos podemos fijar como fecha de redacción de nuestro documento entre los años 1800 y 1816, a más tardar. Decirnos esto, porque es llamativo el tipo de ejemplos que suele aducir el autor: viajes a las Indias en busca de tesoros, encuentros con los turcos, etcétera. Si bien se podría tal vez explicar este hecho, suponiendo que el autor ha usado fuentes y traducido sermones antiguos. Por otra parte, pueden apreciarse en el manuscrito dos tipos de grafía. Una de ellas es la que se impone en el siglo XIX sobre la anterior; la otra presenta corno rasgo diferenciador más conocido para nosotros la r caracte– rística del siglo XVIII, que continúa durante algún tiempo por el siglo siguiente. De esta segunda grafía, más antigua, hay muy pocos testimonios, y muy breves. Suele tratarse de comienzos de sermones, y, por excepción, una me– dia página, que se halla repetida en ambas grafías. 378 [2]

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