BCCCAP00000000000000000001264

VIDAL PÉREZ DE VILLARREAL en sus costados se podían fijar largas barras de madera, facilitando así la tracción animal e incluso humana. Los ojos de las bestias se cubrían con rodajas de cuero, para evitar en ellas el mareo. En la figura 13 se reproduce un molino de mano, existente en un museo de Gerona. El etnólogo José Miguel de Barandiarán presenta un esquema similar de molino de mano, recogido en Kutzmendi, cerca de Vitoria 9 • Telesforo de Aranzadi, en su colaboración a la obra dirigida por Fran– cisco Carreras y Candi 10 , observa que los molinos de mano estuvieron en uso en muchos de nuestros pueblos, «donde hoy yacen arrinconados o sir– viendo a veces de basa o capitel de algún poste, según hemos podido obser– var en Vizcaya». El citado J. M. de Barandiarán, en su «Bosquejo etnográfico de Sara» 11 , presenta un modelo de este tipo que para mi propósito es de gran signifi– cado, por tratarse de un poblado francés situado al margen de la zona de Baztán que se estudia en las páginas presentes. «En la casa Kaikuenea (antes Luberria), dice Barandiarán, existe un viejo molino de mano compuesto de dos discos de piedra asperón, cuyas dimensiones y forma aparecen en la figura adjunta. Los vecinos de Sara no conocen la función original de este aparato; sólo cuando se l~s explica lo que ha sido, le nombran eyerarri o errotari ( piedras de molino)». --~.,,..- ~ .5 ~ ~ : --~ . 9 José Miguel DE BARANDIARÁN, Obras completas. Bilbao, t. 11, p. 375; véase también el tomo X. 10 Francisco CARRERAS Y CANDI, Folklore y costumbres de España. Barcelona, 1943. 11 José Miguel DE BARANDIARÁN, Bosquejo etnográfico de Sara, "Anuario de Eusko– Folklore". &an Sebastián, t. XXI, 1965-66, p. 93 y t. 20, 1963-64, p. 107. 222 [4]

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz