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MOLINOS Y MOLINERÍA (ARTE Y TÉCNICA POR TIERRAS DEL BAZTÁN) merado de gruesos cantos rodados, bastante común en Velate y Amezti de Baztán; ya antes, un vecino de Lecároz me habló que él recordaba que se prepararon piedras para moler del monte citado últimamente, pero pronto se vieron sustituídas por las muelas de arenisca roja de grano fino, de una cantera situada en las estribaciones del monte Alkurruntz; el artesano que desde hace muchos años sigue trabajando en esta técnica, ayudado casi siem– pre por el mismo molinero interesado, es don Bautista Soulé de Arizcun, conocido también con el sobrenombre de Bgalle. Su preparación, totalmente manual, es una obra artesanal de lo más delicado. A juicio de los molineros, se trata de un material muy bueno y noble, aunque se desgasta algo más fácilmente que el sílex cavernoso de la piedra triguera. La molturación del trigo con este tipo de piedra, da una harina gris o pardusca, debido al desmenuzamiento excesivo de la corteza del grano. Todos los molinos baztaneses tienen muelas de esta clase y todos los molineros se hacen lenguas de su buena calidad. En el molino de Zabaleta (Errazu) se encuentra retirada una hermosa muela volandera de mármol blanco, que se utilizó en sustitución de la fran– cesa para la molienda de cereales panificables. La piedra solera suele ser del mismo material. La forma de las piedras, según los autores, es cilindrica rebajada, es decir, en forma de disco. La piedra solera tiene sus bases planas, y la volan– dera es algo cóncava en su cara inferior (figura 41 ) 33 • Se adopta esta con– cavidad suave de la piedra giratoria ( se llama garganta), para facilitar la marcha del grano desde su entrada por el ojo ( orificio circular central) hasta su salida, ya molido. Se suelen distinguir tres partes en la piedra: el corazón o pecho, correspondiente a la concavidad más pronunciada de la garganta; el antepecho, que une con suave inclinación la zona anterior con la plana, y la moliente, que es la parte plana paralela a la piedra solera, donde se realiza la molturación final. El diámetro y espesor de las muelas es muy variado; depende funda– mentalmente de la fuerza hidráulica de la «aceña» molinera; puede variar entre 1,50 y 1,90 metros. Las superficies molturantes están surcadas en toda su extensión de pequeños relieves en forma de planos inclinados, como puede observarse en la figura 42, que es una volandera del molino de ]auregía de Irurita, colo– cada hoy en forma de mesa de descanso, junto al canal del edificio molineril. Están formados por un corte perpendicular a la superficie general de la rueda, y por otro plano inclinado que se junta con el corte anterior en la 33 BEGUILLET. Ob-ra citada. [15] 233

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