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94 Estelas discoideas de Echalar y Vera de Bidasoa · VIDAL PEREZ DE VILLARREAL · ESTELAS DISCOIDEAS DE LA VILLA DE ECHALAR V oy a describir en estas páginas las estelas discoideas que he podido estudiar en ECHALAR (Navarra). Sigo el mismo plan y distribución que en el estudio ESTELAS DISCOIDEAS DEL VALLE DE BAZTAN. Advertido por don Ramón Apecechea, párroco de Almándoz, de que en la vecina localidad de Echalar existían numerosas estelas discoidales, me tras– ladé a dicho lugar y pude examinarlas y estudiarlas. El señor párroco del lugar, don Pedro Apecechea, hermano del antedicho don Ramón, dejó su descanso y oficina y dedicó varias horas a relatarme la aventurt1: de las estelas de Echalar que ha vivido y está viviendo todavía en su parroquia. Llegó don Pedro a este Municipio navarro el año 1965 y se encontró con que el Ayuntamiento había remodelado el cementerio, dejando para los ente– rramientos comunes una gran extensión del mismo, señalizando previamente el lugar correspondiente a cada uno de los vecinos de la localidad. En el obligado movimiento de tierras, aparecieron enterradas muchas estelas discoideas que se sacaron del recinto sacro, quedando fuera en aparen– te í!bandono. En vista de esto, don Pedro colocó en torno al templo parro– quial en sus zonas verdes de acceso, varias de estas estelas, fijando en tierra cinco en la parte norte del mismo, y dedicando a la entrada principal portida– ca de la zona sur, otras nueve de las más representativas, quedando las demás abandonadas. Algunos particulares de otros lugares próximos se interesaron por éstas, obteniendo un no rotundo y unánime por parte de los munícipes; entonces don Pedro, previo convenio con el señor Alcalde, ocultó en los bajos de la parroquia las estelas, en espera de solucionar de forma más aceptable para su pueblo este problema que afectaba tan directamente al patrimonio artístico heredado de los antepasados. Fue mentalizando, entre tanto, al pueblo y consiguió por fin convencer a todos de que se trataba de un patrimonio cultural y artístico del que no podían desprenderse; en efecto, los miembros del Ayuntamiento y numero– sos vecinos fueron escogiendo las estelas funerarias de su agrado, para colo– carlas como cabecera del trozo comunal que se les proporcionaba como descanso final a cada familia y casa. Así se resolvió el problema del traslado de las estelas a otros solares, quedando Echalar en posesión pacífica de este valioso recuerdo de antaño. [1] 95

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