BCCCAP00000000000000000001261

P. ANSELMO DE LEGARDA Se habrá observado también que Fernán Caballero llama Brigada Ingle– sa a la Legión Británica. Si no decimos que el cambio obedece al traductor de la novela, José Joaquín de Mora. * * * Terminemos con unas alusiones más a lo navarro. Al Bidasoa se le recuerda por su posición fronteriza, por sus afrance– sadas aguas. (II, 185.) Entre sus Cantos, coplas y trabas populares recoge Fernán Caballero uno referente a Pamplona: No me seas retrechera, porque te he de comparar con el reloj de Pamplona que apunta, pero no da. (V, 149.) La comparación reaparece en otros escritores del siglo XIX. La explica José María Iribarren en su Historia de los dichos, que no tengo a mano. Pamplona vuelve a sonar en una conversación de Cádiz, en La viuda del cesante: «A pesar del juicio, modestia y economía de mi mujer y de nuestra vida retirada, apenas tenemos ahorros, pues habiéndoseme en poco tiempo destinado desde Málaga a La Coruña, desde La Coruña a Pamplona y desde Pamplona a aquí los crecidos costos de los viajes los han absorbido todos». (V, 9.) En Leonor ocurre el nombre de un navarro, demasiado olvidado hoy, acaso p9r los servicios que en cierto período de su vida prestó al rey José y por su condición de exiliado. . «A fines del siglo pasado, Méjico, la hermosa hija de España, vivía rica y feliz, digna y próspera, asida a su bandera de oro y purpura, sonriendo a un porvenir de ventura... Descansaba el mando, en la época en que acontecieron los hechos que vamos a referir, en martas del poderoso virrey don Miguel José de Azanza» ... (V, 32.) Supongo que la autora apunta a nuestro asendereado caudillo cuando escribe: «Antes que existiese en Cádiz la moderna plaza de Mina, era el terreno que la forma, una espaciosa y frondosa huerta que pertenecía al convento de San Francisco» ... (V, 309.) 330 [12]

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz