BCCCAP00000000000000000001259

NAVARRA EN LA OBRA DE EDUARDO MARQUINA sobre el valor de la llave del reino moro que lleva en su bolsa, y sobre el valor de los pactos: Emperador de Francia, ¿qué son, ahora que, entre Francia y tu feudo, vela Pamplona? Si, en fe de amiga, hoy abre paso a tus glorias, mañana ¿quién te dice que no se oponga? Mira que es primeriza de la Vasconia, pero tiene, en sus muros, dientes de loba. Deshonra sería quebrantar la fe jurada y apoderarse de la ciudad. Le sugiere que disimule y deje que sus hordas, como ignorantes, la destrocen en una escaramuza. Alega otras razones especiosas y concluye: Di mi consejo ... y quiero, si me lo otorgas, que a mirar nos paremos el pro y la contra, antes que sea tarde, junto a Pamplona, de estos siglos de hayedo bajo las copas. Se detienen Carlomagno y sus caudillos y se · sientan a consejo sobre unas rocas, a la redonda. Todos siguen el consejo de Turpín. Los más fogo– sos son los doce Pares. Roldán se opone, piensa que Carlomagno no puede quebrantar su fe de bueno. La fe jurada es flecha que guarda el cielo. Los muros de Pamplona ceden a un cerco; ¡ resiste eternamente Dios en lo eterno! Rey que no guarda juros, no guarda pueblos. Respetemos la villa, señor el bueno; tu fe, de que le has dado, crea derecho; tus triunfos, contra ella, son vencimientos; si tu reino peligra, ¡pierde tu reino! ( 682-683) A la tarde salen de los hayedos. Roldán y el rey arrastran todo el ejér– cito. Se quedan los doce Pares con sus mesnadas. Gesta odiosa la suya sobre Pamplona: dejan ro~as las murallas. Luego interceden wdos por ellos, hasta Roldán: debe perdonarlos el rey en atención a sus mocedades. Perdona Car– lomagno, pero advierte que no queda expedito el camino de Zaragoza con haber asolad~ los muros de Pamplona: no hay murallas más altas que una fe rota. Y da a Roldán un encargo para los doce Pares: [17] Diles que aten los cueros sobre sus cotas; ¡ bien la hubieron allende! . . . Quedan ahora 247

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz