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NAVARRA EN LA OBRA DE EDUARDO MARQUINA La estancia de Eduardo Marquina con los suyos por las tierras canta– das debió de prolongarse hasta septiembre avanzado u octubre. Lo pinta en el quinto soneto ( 676) : Ya por los anchos bosques, otoño amarillea... La carreta de bueyes con su carga de helechos, cuya balumba afirman dos mástiles derechos, por los caminos, rojos de fango, traquetea. El forraje de invierno y el heno están adornando las puertas de la aldea o colmando el henil. Hacen acopio de cebo para la lumbre; niños y viejas andan con su carga de tea. Junto a cada casa, en un rincón, la leña del invierno. Es octubre: esta noche va a nevar a la sorda. Ha llegado la hora de la separación y el poeta se despide emocionado ( 677 ) : Parto... Me echan los fríos, me reclama el combate; de mi buena posada salimos yo y los míos; parto ... Para la lucha, que ha de templar mis bríos, mi mujer me da el yelmo y mi hijo el acicate .. Partimos ... La tristeza que en nuestro pecho late, tal vez se os hace extraña, corazones bravíos; no sabéis por qué, vueltos a vuestros caseríos, el humo azul seguimos, en el espacio mate. Era bueno, en la calma cordial de la posada, hacer siega de estrellas; descontar nuestra añada; soñar combates épicos y presentir sus modos; vivir, solos, lo nuestro... Desde mañana entramos donde, el haz de esperanzas que de aquí nos llevamos, -nuestra leña- echaremos en el hogar de todos. Así acaba la primera parte de Tierras de España. Aunque no hemos llegado al fin de la obra, convendremos en que son merecidos los elogios que al principio le dedicaban. Un bello l'incón de Navarra va quedando enaltecido, inmortalizado por los cantos del poeta. A este propósito recuerdo que, al comienzo del diálogo ciceroniano Sobre las Leyes, se vaticina que aquel árbol encontrado en el camino pervivirá por años incontables gracias a un poema que lo ha ensalzado; podrá sucumbir al peso de los años la encina que contemplan los ojos; el tiempo respetará la vida del árbol del poema. Predicción parecida podríamos hacer sobre esos hombres y pueblos, sobre esa fauna y flora que Marquina cantó por tierras de Roncesvalles. [15] 245

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