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[13] NAVARRA EN LA OBRA DE EDUARDO MARQUINA una Pamplona rica de actividad materna, atenta a su prosapia, que trabaja y gobierna con abarcas, debajo de la férrea corona. Y al otro lado ocultos, metidos en la falda del monte, entre peñascos, los lugares: Garralda, nombrada en sus rebaños, y en sus potros famosa; tiene en alto la iglesia, y, en ella, un soportal que encierra el marco esbelto de la puerta ojival, en la mancha rojiza de su masa terrosa. Hija del río, al lado del camino en declive, en lo angosto y profundo del valle, surge Aribe con su gran puente en ruinas tapizado de hiedra; .en una paz de idilio de huertos y trigales, ¡aún la veo, escalando sus peñas laterales, entre bojes y robles, por caminos de piedra! ¡Recodos los del monte, silencio en los recodos! ¡ Qué apartado me encuentro de los humanos todos oyendo, por las hoces, mis pasos resonar! Pero ¡ qué valor toman las humanas pisadas que, en roca viva, a fuerza de andadas y de andadas, trillan estos senderos, de lugar a lugar! Rosa entre cardos eres, para tus peregrinos, Villanueva de Ayezcuá, huérfana de caminos; Villanueva de Ayezcua, la más vieja de todas; en tu esquivo retiro, rica de aristocracia, no olvidaré tus fuentes ni la armoniosa gracia con que, en el hondo valle, te esparces y acomodas. Cortado a pico, el monte, que es, todo él, una peña, su masa oscura aviva tu gracia lugareña; Villanueva de Ayezcua, de casas señoriales, ¡ bien hallada, la moza de los pasos ardidos, y, en sus manos, la herrada, con los aros bruñidos, que coloca en la fuente de caños manantiales! Que te protege, dinos, y no que te sepulta, esta loma que a todas las miradas te oculta, y que, en tanto silencio, te obliga a tanta paz; tus mozas, con sus trenzas pasándoles del talle, tienen cruzando, al vernos, con rapidez la calle, un pánico gracioso de ardilla montaraz. Villanueva de Ayezcua, de c:asas señoriales, me voy con la nostalgia de hacer, en tus portales, 243
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