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P. ANSELMO DE LEGARDA La edad de los héroes la llevo en mi entraña; la historia de un pueblo toda es de montaña; piensa que en mis valles toda audacia extraña cayendo, una piedra, la puede aplastar; que el aire en que alientas y el sol que me baña, aún conservan dejos de la antigua hazaña; y que el rey Abarca, que hizo tanta España, ya pisó mis hierbas con su calcañar... ( 650) En la invocación de la primera parte nos descubre su designio: Canto en estos prados, bajo esta montaña. Canto los milagros de cosas reales; y al sonar de esquila de los manantiales, . busco al Dios que habita por estos hayales ... Canto tierras tuyas, madre mía, España. ( 651) En «Alba en el prado» ( 651-652) desde su ventana nos pinta el sosiego matinal, la verdura del prado, el son de la lluvia menuda, el pertinaz remanso de nieblas que, acogido en el haz del cerro, toda la paz del prado agrandaba. Vi, en el henar, dos vacas dormidas quietas estar, en tanto reposo, que al penetrar en mi alma su imagen, oí callar la esquila pendiente 6 • En «Mañana de agosto» sorprendemos al poeta mientras camina con la rociada, sintiendo todo el esponjoso frescor del hayedo. La vereda tuerce el paso bajo los pies del caminante: como un lazarillo me lleva a una puerta; tras la puerta, un prado que parece un mar ... El prado es tan ancho que le hacen vallada tres leguas de hayedo cumplidas de andar, y en holgura tanta goza la mirada, sin cansarse, el verde tierno del henar... ( 652-653) El paisaje se _enriquece con nuevos motivos: Dispersa en el prado pace una yeguada; lo cruzan en busca del bosque corderos; 6 No podemos detenernos a subrayar los alardes métricos. Se habrá observado que en este poema hace rimar a los primeros hemistiquios en consonante agudo. 234 [4]

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