BCCCAP00000000000000000001258
78 Miguel Anxo Pena González 4. Jaca es una llamada de atención al diálogo y a la tolerancia con el que es diferente. Su resolución es un modelo para comprender por dónde ha de caminar dicho diálogo y las dificultades que han de ser supera– das en el mismo. Esta manera de actuar llevará implícita una revisión y refundación de nuestras propias tradiciones y costumbres no siendo aceptadas sin más, sino que deberán ser verificadas acerca de su vali– dez. 5. Este diálogo supone una reflexión profunda también con el sector laico de la sociedad. La Iglesia no puede mantenerse al margen de la refle– xión y discursos que la sociedad está haciendo a gran escala. Es nece– sario, también en nuestro presente, que la Iglesia se introduzca y cola– bore en los diversos organismos de decisión que actúan en nuestro mundo. Es preciso el diálogo serio, profundo y objetivo con los cen– tros de poder de nuestra sociedad, especialmente con el ámbito econó– mico. A este respecto, la Iglesia no puede vivir de los miedos a diluirse en esas grandes estructuras. 6. Al igual que a Francisco José de Jaca no le bastó con una visión super– ficial del problema, sino que fue necesario un estudio exhaustivo y lo más riguroso posible acerca de la licitud y práctica de la servidumbre. El diálogo con la sociedad y sus problemas, ha de intentar lograr una visión lo más profunda y rigurosa posible, estudiando y analizando todos los condicionamientos, de tal suerte que se pueda emitir un jui– cio objetivo y válido para todos los hombres, sin distinción de creen– cias. 7. Al mismo tiempo, su ejemplo es una reclamo a no quedarse única– mente en posturas humanizadoras desde el ámbito de lo social. La Iglesia al mismo tiempo que está obligada a mejorar las necesidades sociales de todos los hombres, debe buscar también la manera de que dichas acciones sociales sean asumidas oficialmente por los órganos de poder, de tal manera que la Iglesia siga siendo un puente hacia una civilización más humanizadora y equitativa. Para ello deberá acompa– ñar la praxis también con un discurso teórico y espiritual. 8. La ética que ha de acompañar a una sociedad, hoy más que nunca, no puede estar únicamente determinada por una enseñanza religiosa, sino que ha de ser posible llegar a ella desde la razón, de tal manera que pueda tener carácter de universalidad para todos los hombres. El ejem– plo de Jaca, recurriendo a todo el saber de su tiempo acerca de la escla– vitud es sumamente clarificador, teniendo además presente que el cuerpo argumental desfavorable a la esclavitud existía ya con anterio– ridad y nunca pudo ser erradicado. 9. No se puede olvidar tampoco que cualquier argumento concreto puede ser, la mayoría de las veces, entendido de manera opuesta a
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz