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Propuesta teológico liberadora de Francisco José deJaca. .. 77 10. Es preciso señalar que, en este tema como en tantos otros, la teoría no llegó a ser puesta en práctica, puesto que los negros siguieron siendo sometidos a una estructura de opresión, en la que desgraciadamente no influyó el pensamiento de los Capuchinos, ni siquiera los padeci– mientos sufridos por Francisco José de Jaca. Propuestas Hemos llegado al final de un recorrido en el que se han señalado unas conclusiones. Esta manera de proceder nos permite ahora centrar nuestra aten– ción en unas propuestas de futuro, mirando hacia nuestro presente desde la experiencia de un capuchino que vivió hace más de trescientos años, con una realidad social muy diversa a la nuestra, pero en la que existían también unos hondos problemas que afectaban al hombre en su conjunto y sobre los que era preciso ofrecer una respuesta. No vamos ahora a repetir con otras palabras lo que ya hemos dicho, sino que nos centramos, de manera muy sintética, en presentar las líneas de fuerza que nos suscita el ejemplo y manera de proceder de este hombre, ante las situa– ciones que en nuestro mundo piden una respuesta de fe éticamente válida para todos. 1. Parece evidente que el valor supremo de la vida humana, así como la libertad de todo ser humano, no puede ser suplantado por ningún otro tipo de intereses, de tal manera que existiendo algún tipo de limitación hacia estos valores, los cristianos están obligados en conciencia a luchar por la consecución de los mismos. 2. La ley natural es un elemento muy presente en la reflexión del capu– chino y que debe recobrar su fuerza también en nuestro presente. Aun– que viene siendo negada con gran fuerza desde la reflexión de los ilus– trados, resurge constantemente en los problemas ético-morales más graves que han afectado a la sociedad de las distintas épocas. Ésta resurge también hoy proponiéndose como criterio de verdad objetivo en relación con los derechos humanos. 3. Es preciso recuperar la objetividad moral, que muestra la existencia de cosas que están bien o mal, al margen de las leyes. No se puede caer en el riesgo de formular únicamente desde la ley, de lo que está per– mitido y lo que está prohibido, puesto que estas normas pueden ser cambiadas y corregidas. A este respecto, es evidente que el ejercicio democrático de una sociedad deberá estar bien ordenado por una con– ducta moral objetivamente aceptable, puesto que el consenso no puede ser fuente de moralidad. El ejemplo de la esclavitud y la actitud del capuchino aragonés es especialmente clarificadora para este asunto.
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