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76 Miguel Anxo Pena González siste en evidenciar en toda su crudeza la esclavitud de los negros, siendo el primero que en la historia de la humanidad se atreve a con– denar no sólo la práctica de la esclavitud sino también la institución de la misma en todas sus formas posibles. 5. La investigación de campo, con toda la documentación inédita obte– nida, nos permite afirmar que el capuchino aragonés no fue un perso– naje tan insignificante como a simple vista parece, sino que existe un interés explícito por parte de la Corona que su actitud y postura pase desapercibida, desbordando ésta abiertamente la capacidad del Con– sejo de Indias y del mismo Consejo de Estado. Ejemplo claro de ello es la Real Cédula de Carlos II del 12 de octubre de 1683, así como la amplísima correspondencia que se cruza entre los distintos oficios del Estado, los de las instituciones eclesiásticas y ambos entre sí. 6. Es de singular importancia la clara división que Jaca hace entre dere– chos humanos y católicos, de tal manera que en un mundo en el que ya se había empezado a desligar lo sagrado de lo terreno, no se pudiera seguir justificando la esclavitud recurriendo a uno de estos ámbitos, bajo negación expresa o implícita de uno de ellos. 7. Una vez justificada la libertad y rotos todos los principios teológicos, filosóficos y jurídicos que podían justificar la servidumbre, Jaca da todavía un paso más hacia delante dando muestras de ser un gran moralista, exigiendo además la restitución, cumpliendo para la misma con todos los requisitos exigidos en la época. 8. La hipótesis de la existencia de una corriente entre los Capuchinos favorable a la libertad de los negros, deja de ser tal para convertirse en una conclusión después de analizar la presencia de los misioneros capuchinos en África y América. A miles de kilómetros de distancia, con unas comunicaciones cargadas de peligros y dificultades, amén de una formación en la que no había primado el paso por las universida– des, éstos mantienen una postura clara y contundente como institución ante un problema social de envergadura. 9. La actitud de éstos en África y América representados en la persona del procurador general, se convierte en un impulso y una ayuda fun– damental para los negros. Dicha ayuda concluye en una respuesta clara y explícita por parte del Santo Oficio y la Congregación de Pro– paganda Pide, que llegará a todos los ámbitos eclesiásticos relaciona– dos con las misiones y los territorios donde pudieran existir negros en esas condiciones, no sólo por la correspondencia de los oficiales de la Curia, sino también por las copias del decreto enviadas por los misio– neros.

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