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66 Miguel Anxo Pena González que ambas están estrechamente unidas. Él mismo, en su correspondencia, nos muestra participar de ambos ministerios. Frecuentemente firma corno, "indigno predicador capuchino rnisionero" 262 , parece que se trata para él de dos tareas indisolubles, donde una se sustenta y da sentido a la otra. Hay un dato curioso, aunque parece tener un carácter más bien anecdótico; en la correspon– dencia referente a los años 1688-1689, Jaca suele firmar corno "misionero capuchino" 263 . Un detalle de mayor importancia nos lo encontrarnos en sus escritos. Jaca escribe un ensayo sobre la tarea de los misioneros, dicha obra lleva por título: Aliqua scitu digna a missionariis 264 • Dicho trabajo nos está hablando de una gran sensibilidad y preocupación personal por este terna, al mismo tiempo que busca cauces para que dicho trabajo se desempeñe con el rigor requerido para el mismo. Su labor concreta y material corno misionero allende los mares es muy corta en el tiempo, pero sumamente intensa por las consecuencias derivadas de la tarea emprendida. Como cualquier misionero enviado por el Patronato Regio su quehacer estaba centrado en la pacificación de los pueblos autóctonos y la cristianización de los mismos. Al mismo tiempo, tenernos pruebas de su inte– rés por atender también a la población de las villas de españoles, desde el pri– mer contacto con aquellas provincias 265 • Corno hombre abierto a la realidad, se deja impactar por todo lo que ve y descubre en Cartagena de Indias y Caracas. Su sensibilidad y sentido del deber le obligan a tornar partido ante tal situación y, con este motivo, empieza a cumplir con su tarea de misionero y anunciador del Evangelio. Mientras otros grandes misioneros cumplieron un fabuloso papel como evangelizadores, historiadores, investigadores, científicos... Francisco José de . Jaca en una clara línea profética ya asumida por otros misioneros como fue el caso de los dominicos Antonio de Montesinos y Bartolorné de las Casas, con– sigue que la esclavitud comience a ser cuestionada y no mantenida sin más, con el único criterio del beneficio lucrativo de un reducido grupo de familias. Efec– tivamente, la ingente tarea evangelizadora requería también no sólo de hom– bres que fueran capaces de crear grandes misiones y fundar nuevos pueblos ... , de educar en la fe católica a los naturales; sino que necesitaba también de hom– bres capaces de desenmascarar las injusticias e irregularidades que impedían mostrar el valor de la dignidad del ser humano. 262 Cf. !bid., <loes. 9-10. 18-19. 29. 114. 158. Conviene señalar que debió ser algo de lo que tomó con– ciencia de manera progresiva, puesto que en las primeras cartas que conservamos sólo firma como capu– chino. Véanse también los <loes. 3-5. 8. 263 Cf. !bid., <loes. 158-159. 163. 165. 264 "Aliqua scitu digna a missionariis" en AGI, Audiencia de Santo Domingo, leg. 527, ff. 3llr-326v. 265 Cf. Apéndice, docs. 3-4.
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