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64 Miguel Anxo Pena González El estudio de la teología entre los capuchinos a lo largo del xvn se ve muy marcado por la reflexión de los grandes teólogos. A este respecto, Constanzo Cargnoni refiere cómo en el año 1662, el ministro general de los capuchinos, Marco Antonio de Carpenedolo prohibía "enseñar teología que no fuese fun– dada en la doctrina de los santos Buenaventura, Tomás yAgustín y otros Padres de la Iglesia para evitar cualquier consecuencia funesta" 252 • En el caso que nos ocupa, no aparece ninguna referencia a las escuelas bonaventuriana y escotista. Por el contrario las referencias a la Summa de santo Tomás son constantes 253 . Sí parece que en su formación estuvo presente la escuela franciscana que apa– rece representada por el Corpus Antonianum 254 • Con todo, es preciso señalar que el estudio exhaustivo de su pensamiento da claras muestras de tratarse de un hombre singular, con una excelente for– mación académica, en la que se conjugan perfectamente las disciplinas funda– mentales de la época: filosofía, teología, moral y derecho. No se trata única– mente del conocimiento de unos principios morales y la aplicación de los mismos, sino que su argumentación se sostiene sobre los autores fundamenta– les de la época. No podemos precisar que asistiera a las aulas de alguna de las grandes universidades que poblaban Europa en aquella época, de haber sido así nos hubiera llegado alguna noticia; lo que resulta innegable es la solidez de su pensamiento. Prueba de ello es la clara distinción que Jaca hará a la hora de buscar la defensa de los derechos de los esclavos negros y los indios. Entiende perfectamente la distinción entre vasallos del rey católico, ocupado por los naturales de Indias y el papel asignado a los africanos, como simples bárbaros. 3.2. Predicador Francisco José es educado con el estilo de predicación propia de los capu– chinos, donde el ejemplo de vida se constituye en el elemento fundamental, aun antes que la propia palabra 255 • Una predicación sencilla por su lenguaje y muy cercana a la realidad vivida por el pueblo. El aragonés, antes de pasar a Amé– rica, se ejercitó en la labor principal de los predicadores capuchinos centrada en la predicación popular. A este ministerio responderían con toda lógica las licencias de predicar concedidas por el ministro general, los obispos de Aragón y el propio nuncio de España 256 • Indirectamente nos da la noticia de haber pre- 252 Cf. "Compendio alfabetico delle Ordinazioni Generali e Provinciali che si ritrovano nell'Archivio di Brescia cominciando dall'anno 1576 sino all'anno 1742", en Archivio Provinciali dei Cappuccini Lom– bardi, Ms. 319, f. 6r. Citado en: C. CARGNONI, "Cultura bonaventuriana nei Cappuccini tra '500 e '600", en A. MAGGIOLI - P. MARANESI, Un cappuccino al/a scuola di san Bonaventura, Roma 1998, p. 109. 253 Cf. Apéndice, doc. 7, f. 3v, n. 6; f. 4v, n. 11; f. 5v, n. 12; f. llr, n. 9; f. 14v, n. 19; f. 15r, nn. 20-21; f. 2lr, n. 39; f. 22r, n. 44; f. 23r, n. 45. 254 Cf. !bid., f. 13r, n. 15; f. 17r, n. 28; f. 19r, n. 34. 255 Acerca de este aspecto, cf. J. RAMOS DOMINGO, Retórica - Sermón - Imagen, Salamanca 1997. 256 Cf. Apéndice, docs. 62. 69.

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