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62 Miguel Anxo Pena González volvemos a encontrarnos ninguna referencia al tema. Habrá que esperar a los barbones para que en 1710 nos volvamos a encontrar una Real Cédula acerca de este aspecto 246 • Por su parte, el capuchino todavía tendrá fuerzas para dirigirse al rey en enero de 1688, haciendo constar la existencia en las Indias de "ministros que en lugar de mirar por su Real Corona y por los pobres que Dios a vuestra Magestad ha encomendado" 247 , se dedican a sus propios intereses. No parece que el misionero recibiera respuesta, ni tan siquiera si dicha carta llegó hasta el monarca, puesto que aparece en Roma. De esta suerte y sin pretenderlo, Francisco José de Jaca entra también de lleno a ser uno de los personajes que influyen en la política española de fina– les del siglo XVII. Sin olvidar que su influencia fue todavía mayor, debido al interés y esfuerzo por parte del Estado en silenciar y ocultar su postura. Esa será la batalla en la que se mantendrá la Corona respecto del capuchino arago– nés hasta el final de su vida 248 • 3. Su personalidad Del discurso hasta ahora desarrollado acerca de la vida del misionero jacense, emergen varios contextos en los que es necesario detenerse, puesto que son aquellos que caracterizan la personalidad del capuchino. Por esto ahora nos acercamos a conocer su formación y su papel como predicador y misio– nero. 3.1. Formación filosófico-teológica Francisco José de Jaca es un hombre de su tiempo y formado según la mentalidad de la época. Dotado con una capacidad singular para evolucionar mental y prácticamente ante las necesidades a las que se enfrenta, algo poco habitual en aquellos años. Su formación filosófico-teológica es como la de cualquier capuchino de aquellos años, donde la formación intelectual estaba muy íntimamente unida al ministerio sacerdotal. Para la Reforma capuchina el estudio estaba orientado para llegar a ser mejores cristianos y la posibilidad de hacer mejores a los demás. No había lugar para la mera especulación científica al margen de esta tarea 249 • Dicho servicio era concretado personalmente por distintos trabajos: el servicio ministerial a la Fraternidad, la predicación al pue- 246 Cf. Apéndice, doc. 165. 247 !bid., doc. 156. 248 Así queda reflejado en diversos documentos. Cf. lbid., docs. 145. 151-153. 156. 159. 162-164. 249 Así puede verse en: F. ELIZONDO, "Las Constituciones capuchinas de 1536. Texto, fuentes, lugares paralelos", en EstFran 83 (1982) nn. 122-123, p. 236. Sobre este particular, cf. MELCHOR DE POBLADURA, Significado y amplitud de los estudios en la Orden Capuchina durante el primer siglo de su existencia, en EstFran 52 (1951) pp. 317-346; M.A. PENA GoNZÁLEZ, "Identidad del capuchino, como hermano menor, a la luz de las Constituciones de 1990", en Naturaleza y Gracia 47 (2000) pp. 67-77.

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