BCCCAP00000000000000000001258

Propuesta teológico liberadora de Francisco José deJaca... 51 2.1. Posición de Jaca respecto a Carlos JI Bajo el reinado de don Carlos II se pueden constatar grandes y significa– tivos movimientos de cambio y reforma en las estructuras del Estado. La mayoría de ellos, como fruto de la deplorable situación financiera y política del país. La posición financiera del Consejo de Indias en el reinado de Carlos II fue todavía peor que en los períodos anteriores. En los 35 años de reinado del Hechizado, el Consejo de Indias sufrió tres importantes reformas, en las que los resultados nunca fueron los esperados. La mayoría de los miembros del Con– sejo de Indias compatibilizaban sus tareas con otros servicios y misiones, de tal manera que el trabajo relativo al Consejo quedaba siempre en un segundo plano. Como afirma E. Schafer, "en las plazas de funcionarios del Consejo de Indias la compra y de vez en cuando la herencia por merced había ya arraigado desde hacía mucho tiempo" 187 . Ante este panorama, es evidente que el Estado tenía que buscar los medios que posibilitaran su propio sostenimiento. Uno de ellos había sido el asiento de negros favorecedor de un comercio que contribuía significativa– mente a paliar los innumerables gastos de la maltrecha economía española. No era ésta una práctica que hubiera impuesto Carlos II, sino que la había recibido ya de su madre regente quien, al igual que sus antecesores, había visto en la misma un método oportuno para el sostenimiento del Estado 188 . Cuando esta práctica parece aceptada en todo el reino y sus provincias, surge la voz disonante del capuchino aragonés evidenciando la injusticia de la misma. Como ya hemos señalado, comienza por hacerlo ver ante los propieta– rios de esclavos en los Llanos de Caracas, Cartagena de Indias y, posterior– mente, en La Habana. Su proceder es rotundamente rechazado por la sociedad hispana de las Indias, con lo que se siente en la obligación de hacer llegar tales abusos a oídos del soberano. El proceder es doblemente lógico: por una parte Francisco José de Jaca era vasallo del rey católico, por lo que le debía recono– cimiento, teniendo además presente que había sido la Corona por medio del Consejo, quien lo había enviado a las Indias; al mismo tiempo, cuando en La Habana había pedido justicia, se le había indicado que recurriera al rey de España, por ser el único que tenía potestad en asunto de tanta gravedad 1 89 . Jaca está convencido de que el rey no es consciente de esta manera de pro– ceder, y así se desprende de la carta que le escribe desde Cartagena de Indias, donde pide la libertad de los esclavos pues, de lo contrario, sus almas se per– derán190. Un año después, en una de sus cartas sintetiza los dos motivos que le mueven: 187 !bid., p. 271. 188 Con los asientos se intenta poner freno a momentos especialmente difíciles de la economía del Estado. Cf. E. Srni\FER, El Consejo Real y Supremo de las Indias..., pp. 272-273. 189 Cf. Apéndice, docs. 15. 17. 190 Cf. !bid., doc. 5.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz