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46 Miguel Anxo Pena González por Jaca y Moirans de manera particular, y por el procurador general de los capuchinos, en nombre de todos los misioneros que trabajaban en África y América 153 • En Roma ambos religiosos son absueltos; sus vidas se separarán definiti– vamente. Francisco José una vez cumplido su cometido retorna a España, que– dando claro que "no a obtenido ninguna comisión para bolver a Indias y que sólo se le ordenó estubiese a las que le diese su provinc;ial" 154 . Epifanio de Moi– rans, el 20 de mayo, seguía todavía en Roma con la intención de "difundir el rigor con que se trata a los negros en las Indias, y fundar que no ay razón para reputados por esclavos" 155 • El borgoñón había tenido más suerte que el arago– nés consiguiendo que el pontífice le extendiese un Breve 156 . Su paso por Roma hace que don Francisco Bernardo de Quirós, embaja– dor ante los Estados Pontificios en Roma, escriba a Carlos II haciendo hinca– pié en que no se permita pasar a Indias a cualesquiera eclesiásticos que lleven oficios de Propaganda Pide y que no hayan sido confirmados por el Consejo de Indias. Dichas propuestas serán asumidas por el Consejo y presentadas al sobe– rano para su promulgación 157 • El 5 de junio, la Congregación General de Propaganda vuelve a abordar el tema de las peticiones de los dos capuchinos. La conclusión final es bastante ambigua. Propaganda no declara nulo el proceso llevado a cabo en La Habana contra los dos religiosos aunque tampoco afirma que este fuera correcto. Una vez más aparece la dificultad de mantener la inmunidad eclesiástica y los dere– chos propios de los regulares. La única respuesta concreta es sobre la petición que Moirans había hecho para que le fuesen devueltos sus escritos 158 • El secre– tario de la Congregación escribe ese mismo día al nuncio Millini para que le haga llegar todos los originales, sobre los que poder emitir un juicio acerca de la conveniencia de la devolución de éstos "al padre o sus superiores generales, como ha suplicado" 159 . El 12 de julio, el nuncio Millini le hacía saber al secre– tario de la Congregación que él mismo llevaría dichos escritos en su regreso a Roma, ya que los había puesto en manos de algunos teólogos para que los ana– lizasen 160 • Los dos religiosos salen de la escena romana de la misma manera que habían entrado. No sabemos cuándo sale de allí el P. Moirans, aunque sí cono- 153 Cf. Apéndice, docs. 122-127. 154 !bid., doc. 129. 132. 155 !bid. 156 !bid. Aunque así lo afirma don Francisco Bernardo de Quirós, dicho documento no ha quedado registrado en la Secretaría de Breves, ni tampoco en la Congregación de Propaganda Fide, con lo cual, su existencia es bastante dudosa. 157 Sobre este particular, cf. !bid., doc. 137. 141-142. 158 Cf. !bid., doc. 134. 159 !bid., doc. 135. 160 Cf. !bid., doc. 140.
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