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40 Miguel Anxo Pena González mos hermanos de Religión no deseaban ver cómo recaía sobre ellos la fuerza de la ley, por el simple hecho de formar parte de la misma familia religiosa. Así se lo hace ver fray Francisco Antonio de Antequera al nuncio Millini en carta dirigida el 27 de septiembre: "Como los dos padres fray Francisco de Jaca y fray Epifanio Moirans los entregaron a este combento por parte de el Real Consejo de Indias donde paran los auttos de sus dependencias tomando de dicha entrega rezivo y así supplico a vuestra Eminencia, que de tal forma mire con sus entrañas piadosas por el bien estar de estos dos religiosos, que no permita padezcamos mi R. P. Vicario Pro– vincial, y io el golpe que podemos esperar de el Real Consejo" 116 • Por ello, entre la disyuntiva de proteger a sus hermanos de hábito o defen– der a la Corona, se muestran defensores de esta última. Tampoco hay que olvi– dar que era ésta la que sufragaba los gastos de los misioneros desde el momento en que embarcaban para las Indias, lo cual justificaba la postura man– tenida por los capuchinos andaluces, que eran los encargados de organizar el envío de misioneros capuchinos a América. De Cádiz son trasladados a Sevilla, "asegurados con otros religiosos, y por agua, para evitar el escándalo que se teme de su renitenc;ia [sic] si van por tierra" 117 • El cambio de planes está motivado por las negociaciones que el nun– cio estaba haciendo con el Consejo. Con ello, se quería lograr que éste no los protegiese oponiéndose a las disposiciones del Consejo de Estado que quería a todo trance evitar la fuga de los religiosos y que pudieran volver a Indias. A tal efecto, el 1 de diciembre, la Casa de Contratación comunica al Consejo de Indias haber anunciado la orden al vicario provincial de Andalucía 118 • Éste la ejecuta en cuanto tiene conocimiento de ella, y el día 6 escribe al Consejo haciendo saber que los religiosos se encuentran ya en Sevilla 119 • Pocos días más tarde, el guardián de Sevilla, en carta a la Casa de Con– tratación, manifiesta la actitud mantenida por Jaca y Moirans; ya que "hiendo que no querían asistir al choro, ni a los actos de comunidad sino comerciar con los seculares" 12 º, se ve en la obligación de encerrarlos e incautarles un mani– fiesto "que más parese que es para noticiar de las cosas de las Yndias, que para satisfacer a vuestra Magestad" 121 • Refiere así mismo, cómo se veían favoreci– dos por la actitud de los dominicos, José de san Juan y Mauro Parra que "andan rrepartiendo traslados por esa villa de Madrid del dicho manifiesto" 122 • 116 Apéndice, doc. 22. 117 /bid., doc. 43. 118 Cf. /bid., doc. 48. 119 Cf. lbid., doc. 54. 120 /bid., doc. 58. 121 !bid. 122 !bid.

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