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«Los .fines de las cosas descubren la mndición de los tnfdios que se dfben tornar: l', Jmes buscamos hornbres para sacerdotes y no jmra filóso/i>s ni JJOderosos, no tene– rnos tanto que ver con los hábiles ni altos corno con los buenos, auru¡uf de otra cosa r:arezcan» 204 . Aüade, además, un detalle que no podemos dt:jar pasar desapercibído. El hecho de que, para dicha tarea, han de ser escogidos «los buenos», lo que no corresponde necesa– riamente con los intelectualmente más capaces, por lo que adcrnás de lo que podríamos denominar una selección voca– cional, buscando personas que realmente quieran dedicarse al ministerio, se exige también que cumplan con unas condi– ciones particulares, algo que había caído progresivamente en desuso y que no era ya tenido muy en cuenta, por lo que era necesario volver a recuperar la importancia de estos valores propios del cri~tianismo, que ponían en línea con la tradición de la Iglesia. Incluso en el convencimiento de que podrían ser hrnitados en las capacidades intelectuales, pero no en la bon– dad que habían de transmitir al pueblo. El Maestro Ávila, por tanto, pretendía la configuración de un clero que manifestase una vida ya no solo digna y honesta, sino también santa, en sus acciones y en sus personas, para que fuera un apostolado vivo, capaz de ser comprendido por todos. Así se entiende que, usando las palabras de san Jerónimo, defina al peda– gogo como «maestro de los niiios», entendiendo que cuando se alcanza la fe --en la que entiende se encuentra la adultez auténtica de todo individuo-, ya no es necesario que a uno le enseñen cómo ha de comportarse, si no que se convertirá en algo inherente a su propia existencia 205 • De ahí la preocu– pación, como ya hemos reforido antes, de corncnzar esa tarea de manera ternprana, puesto que el hábito de vida es algo que se adquiere en edad temprana. Por eso, su ansia de reforma recorre cada una de las eta– pas, señalando diversos aspectos que pueden ser rnt:jorados o corregidos, evidenciando los límites que existían también en aquellos que enseflaban la gramática, tanto por su falta 204 Íd., «Refonnaci(m del estado eclesiástico», en lbíd., -196, ~- 18. 205 Íd.. «Lecciones sohn' la epístola a lo, Gálatas», en Jbíd., 69.