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que marque unas pautas muy genéricas, para que sea luego cada uno el que acomode y acierte con la manera más opor– tuna en su contexto. Por tanto, se trataba de crear nuevos colegios y, al mismo tiempo, de reformar los existentes, tema que resultará recu– rrente a lo largo de toda su obra, para acabar con la situación que describe abiertamente. Para él no era comprensible que existieran colegios «para los que estudian las ciencias más bajas y ancillas, falte para los que estudian la más alta y señora de todas ... » 200 . Era preciso que hubiera un reparto más equi– tativo201. Los colegiales han de educarse desde el ejemplo práctico y la solución de dudas, superando la dialéctica de las escuelas, desde la propia realidad con que el predicador y apóstol se encontrará en su ministerio. Al mismo tiempo, se ha de promover su motivación y conciencia, para que se mantengan en un ministerio que requiere de gran sacrificio, no optando a otras prelacías. Así en el Tratado sobre el sacerdocio afirma: «Educación ni aparejo para alcanzar virtud no la hay; y así, con la soltura que viven antes que sean orde– nados, con esa viven después. Pues oír casos de concien- . d . . l d' d '? Q . , cza, y e wnczencw mora ¿ on e. ue en szete o mas universidades que en estos reinos de Castilla hay, en nin– guna de ellas se leen; y poco aprovecha para este intento que se lea en ellas Teología y Derecho canónico, pues los que administran estos oficios no se quieren poner a estu– diar tan largos., y a muchos falta la posibilidad para mantener en las dichas universidades; y, si alguno la tiene, no se quiere poner en esos trabajos; y, si quiere y sale con ello, pretende volar a ganancias mayores, y no se quiere abajar a trabajo de curas y de confesonario, salvo si no es para oponerse a algún curato de gruesa renta, 200 S. JUAN DE ÁvrLA, «Causas y remedios de las herejías», en Obras compl.etas o.e. II, 591, §. 67. 201 En ello se intuye también una crítica velada a la enseñanza y uso de las cien– cias eclesiásticas, que servían fundamentalmente a la promoción personal, razón por la que él, en Baeza, no organizará más que las facultades de Artes y Teología. 134

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