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de vida, de tal manera que poco a poco fuera calando en el clero, convirtiéndose en algo espontáneo, no forzado. Por lo mismo, en esa búsqueda de cauces para la forma– ción intelectual y espiritual de los candidatos, no importaba quién emprendiera la reforma en cada lugar. Era una respon– sabilidad de todos, en la que sí era importante que se logra– ran progresivamente cambios de conducta. Por eso, en 1549, escribe a don Antonio de Córdoba que se había ido a estudiar a la Universidad de Salamanca, donde lo nombrarán rector del Estudio, diciéndole: «La ida a esa Universidad sea enhorabuena, y estada y venida. Ya vuestra merced sabe que en este negocio de servir a Cristo no bastan deseos tibios, si no se acompa– ñan con obras verdaderas y con sudores algunas veces que son como de sangre. Y temo yo rmu:ho e!Jpante a vues– tra merced la dificultad del camino, y pierda lo dulce del meollo ¡,or amargarle mucho la cáscara»1 97 • Lo interesante es que, un hombre cuya vida está siempre en torno a los estudios, es capaz no solo de intuir, si no tam– bién de expresar delicadamente los riesgos y las tentaciones que acechan, por lo que conviene estar atento y, si fuera nece– sario, abandonarlo. Por ello, al final de la carta, le dice que «podrá pasar agora este paso peligroso sin lcsión» 198 • Entrar en la Universidad, como él mismo había experimentado, suponía una posibilidad de promoción, con múltiples y diver– sas oportunidades de acomodo. No todos estaban dispuestos a renunciar a dichas prebendas. Precisamente por ello, sin atacar abiertamente a las universidades más significativas del reino, el santo propondrá la creación de colegios o uni– versidades para clérigos, que orientarían más hacia la tarea apostólica, y que responderían con mayor cautela al fin del ministerio apostólico. Si los futuros clérigos estudiaban en las universidades, se 197 S. JUAN DE Avu.A, «Carta 1 ,10. A un cahallero <1ue se fue a estudiar a Sala– manca y allí le hicieron rector, 1549», en Obras cornj1letas. IV: f,¡1istoüirio, L. Sala Balust- F. Martín Hernándcz (eds.), Madrid: BAC, 488. 198 Ibíd., 489. 132

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