BCCCAP00000000000000000001257

San Juan de Ávila, aunque está vinculado a una espiritua– lidad de corte intelectual es capaz de lograr la transmisión desde dicho ámbito al de la preocupación apostólico-evange– lizadora donde, como serialaba ya tradicionalmente García Villoslada, es <<una forma de espiritualidad» 187 , más que una teología propiamente dicha. En este sentido, el apóstol tiene que ser capaz de desentrañar el mensaje evangélico, de tal suerte que pueda ser también comprensible por los más pequeños de la sociedad. '\ También estos están llamados al encuentro con Dios. Y, si esto es así, necesariamente han de ser instruidos; invitados a la viña del Señor, pero esto ha de ser -al mismo tiempo– comprensible por ellos. Por lo mismo: convertir, adoctrinar y enseñar, ya sea desde el púlpito, el confesonario, la plaza, el ejemplo de vida o la escuela ha de llevarse a cabo en un len– guaje comprensible y veraz. Y, en este sentido, tan importante es una cosa como la otra. Ávila pone los medios que tiene, con plena conciencia, al servicio de una amplia educación cristiana que, no por ser en lengua vulgar, tiene menor valor. Rompe, de esta manera, con una de las serias problemáti– cas de su contexto histórico. No olvidemos que, precisamente, una serie de teólogos representados por el dominico Melchor Cano pretendían que el pueblo se limitara a la oración vocal, mientras que otro grupo, muy próximo al santo Doctor - como es el caso del también dominico fray Luis de Granada– eran partidarios de no poner límites a la oración mental. Ávila, propiamente no entra en el debate, pero positiva– mente opta por un lenguaje comprensible para todos y en todo momento. Se trata de una opción radical, que lejos de limitarlo, lo abre a nuevos marcos de comprensión. Lo educativo, de esta manera, más que algo organizado y diri– gido a una serie de entornos concretos, es algo que aparece planteado a diversos niveles y con ol~jetivos diferentes. En el ámbito más amplio estarían las grandes masas reunidas para la predicación que, mediante la coherencia de vida y un len– guaje comprensible, tenían la oportunidad de asumir m<:jor lo que se les estaba exponiendo; también desde un contexto 187 R. GARCÍA Vu.LOSLADA, ,,El paulinismo de San Juan de Ávila», Gregorianurn 51 (1970) 628. 128

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz