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llama profetas, porque han de predicar celestial doctrina y con el espíritu del Señor, reprehendieran al pueblo, enseñán– dolos cómo iban errados, y complieran lo que san Hierónimo dice: "Ille doctor ecclesiasticus est, qui lachrymas, non risum movet, qui corripit peccatores nullum beatum, nullum prae– dicat filicen" [Es maestro en la Iglesia el que mueve a las lágri– mas, no a la chanza; el que doblega a los pecadores y clama que ninguno de ellos puede ser feliz y bienaventurado], aun– que tuviera remedio por la predicación» 159 • Entre la academia y el discípulo se produce una atracción singular que llevará a este a verse, de por vida, estrechamente vinculado a lo académico y, como iremos analizando, todavía más a lo educativo. Si algo fascinará a un gran número de alumnos del Colegio-Universidad de Alcalá será el contacto con distintos sistemas de pensamiento, que supondrá tam– bién un encuentro personal con la Sagrada Escritura, viendo en la misma una oportunidad de formación, y no de simple instrucción. Era una lectura más auténtica y radical del após– tol de los gentiles, que servía como modelo para llevar a los hombres la Buena Nueva. Esta realidad se concretaba en la creación de grupos de personas, diversas entre sí, pero que estaban preocupadas e interesadas por aprender a orar y, desde este método, se las acercaba y dirigía hacia la práctica de los sacramentos, como muestra de su vinculación con la Iglesia. De esta manera, caminando por los mismos lugares que ya habían hecho otros en el contexto europeo, los alum– nos que se formaban en las universidades castellanas llega– ban a propuestas y soluciones diametralmente opuestasrn°. Esta experiencia personal se había alimentado en el entorno de una rica y sincera espiritualidad, donde se inten– taba crear un hombre cristiano, que se manifestase abier– tamente dependiente de la tradición cristiana, pero que lo afirmara por medio de formas y expresiones nuevas. Ya no era solo cuestión de una enseñanza cristiana, sino también de reflexión, de tomar conciencia de aquello que iba acaeciendo, 159 S.JUAN DE ÁvrLA, «Memorial segundo al Concilio de Trento (1561). Causas y remedios de las herejías», en Obras compÚ!tas o.e. 11, 538, §. 15. 160 Acerca de la influencia de la teología paulina en sanJuan deÁvila, cf. B.JIMÉ– NEZ DUQUE, El Maestro juan deÁvila, Madrid: BAC, 1988, 183-194; M. ANDRÉS MARTÍN, San juan de Ávila. Maestro de espiritualidad, Madrid: BAC, 1997. 117

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