BCCCAP00000000000000000001257

Será precisamente su juicio el que marque la diferencia. Ávila huye y se mantiene distante de la institucionalización que ahoga, de alguna manera, lo más carismático de un pro– yecto. Es bastante plausible que sus centros educativos fueran también una oportunidad para poder contar con aquellos que habían quedado excluidos por su carácter de judeocon– versos, ya fueran docentes o discentes. Un mundo paralelo y contrario a la exclusión, para ofrecer posibilidades y oportu– nidades a unos y pruebas fehacientes a otros. De ahí también la tendencia a generar un proyecto federal y no piramidal. Un proyecto donde el propio esfuerzo, sin caer en un exage– rado voluntarismo era una oportunidad para premiar a aque– llos que se entregaban con radicalidad y coherencia. Por otra parte, esa sensibilidad del esfuerzo y del propio sacrificio será algo que él mismo refleje en diversos momentos y que puede tener también un entronque paulino, interpretándolo como una necesidad de cambiar la sociedad, dotándola de nuevas herramientas. AL SERVICIO DE UNA EDUCACIÓN CRISTIANA El proyecto llevado a cabo por medio de la predicación tenía como característica el poder acomodarse a las circunstancias. Ávila, en este sentido, no es un hombre de conflictos y enfren– tamientos, si no que busca la concordia 152 • En ello debió influir su experiencia personal, así como su identidad más propia. El pasar por la prisión inquisitorial le debió colocar en una actitud especial: por una parte, lo libera de lo anecdótico, lle– vándole a lo esencial del mensaje y su expresión, tanto para él mismo corno para aquellos que le escuchan; por otra, le hace contenerse en aquello que quiere expresar y en la manera en cómo ha de hacerlo, por lo que en muchos momentos hemos de tener en cuenta no solo lo que afirma, sino también aque– llo que no llega a expresar. Desgraciadamente, no es siempre fácil desentrañar aquello que no se afirma con palabras 153 • 152 S.JUAN m: ÁVILA, «Sermón 71. Asunción de María, 15 de agosto», en Obras compl.etas o.e. III, 974, §§. 31-32. 153 Él mismo, en sus Reglas muy provechosas para andar en el camino de nuestro Señor, llegará a afirmar: «Procura de hablar palabras de que no te hayas de arre- 114

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz