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manera análoga. Es decir, si se dedican a las primeras letras, estas centrarán su atención y si son las universidades, igual. El santo, por el contario, abarca todas las etapas, pero con la singularidad de no ser la figura clave. Ni siquiera en el pro– yecto de Baeza. Se trata de una organización de corte federal, donde se intenta que cada una de las instituciones pueda fun– cionar por sí sola, al margen de quién o quiénes estén detrás de la misma. Por lo mismo, ni en el más acabado de todos esos proyectos él se muestra como fundador, sino como realizador de la obra material y de la consolidación y configuración del proyecto. No hay, por lo mismo, un afán por aparecer, sino una tensión constante porque la obra pueda funcionar y ofre– cer frutos a la Iglesia. Así, adelantándose al proyecto jesuítico, tiene conciencia de desarrollar un proyecto educativo amplio y diverso, como medio de reforma de la sociedad y de la Iglesia. Por ello se preocupará de delinear el horario, el método de enseñanza, qué se ha de enseñar y cómo... Es un modelo abiertamente integrador, donde se conjuga el silencio del estudio y la ora– ción, con el diálogo en el aula y ante Dios, donde la reali– dad cotidiana de la vida sirve también como ejemplo para un adecuado comportamiento moral, que busca el canto o la rima como un medio sencillo para facilitar el aprendizaje, al tiempo que ayuda a poner de relieve los grandes misterios de la fe. La propia hagiografía sirve como paradigma para conocer la vida de la Iglesia. De esta manera, con esa frescura, utilizando todos los medios a su alcance, logra la capacitación intelectual, humana y cristiana de aquellos que son recibidos en uno de sus colegios. Pero no solo era una opción de unidad, sino como pondrá de manifiesto por medio de sus sermones, se trataba de una comprensión amplia del hombre, aquélla que había recibido y cultivado en los años de estudio, por lo que es capaz de tender progresivamente hacia una mirada amplia y universal, que corresponde perfectamente con su opción apostólica, que se concreta cada día -como dirá el profeta Isaías- «mañana tras mañana despierta mi oído, para escuchar como los discí– pulos» (Is 50,4). También, como han puesto de relieve diver– sos autores, el proyecto del Maestro Ávila tiene especialmente en cuenta a los judeoconversos, grupo social castigado en su 111

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