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Por otra parte, también es cierto que los lugares donde irán surgiendo estos proyectos educativos, no posibilitaban estructuras muy amplias, puesto que los recursos a ellas des– tinados eran limitados. Era, por tanto, una apuesta común, pero en la que había la pretensión de ofrecer una alternativa, partiendo de aquellos que comenzaban un recorrido forma– tivo personal. Por esta razón, el proyecto no estaba solo orien– tado a recoger y educar a aquellos que no tenían posibilida– des económicas, si no que la pretensión a la que aspiraba era mayor, constatando que había gente que tenía posibilidades de pagar unos estudios para sus hijos, pero no lo hacían, por falta de sensibilidad o desinterés 145 • El proyecto, además toma un cariz peculiar desde el mismo momento que contemplamos dónde es llevado a cabo. Se trata de aquellos territorios recientemente recuperados por parte de la Corona, vinculados con la necesidad de consolidar una Iglesia, que iba tomando forma lentamente, pero donde que– daba mucho por hacer. Es claro que, hacer opción por tierras donde no había muchas posibilidades para la mayoría de la sociedad, era manifestar un proyecto que se entendía susten– tado por un fuerte condicionante vocacional. Ya fuera por decisión personal meditada o como consecuencia de sentirse enviado y llamado a una causa, el Maestro Ávila se dedicará a predicar en territorios que se estaban socialmente configu– rando, considerando dentro de esa organización social tam– bién la fe, como un elemento identificador y propio. Era una realidad que la educación popular, al igual que la universita– ria, se llevaba a cabo en el contexto de la fe, partiendo para ello de la doctrina cristiana y, desde ella buscando una vida de virtud, que tenía siempre un modelo en el propio maestro, intentando así, vincular la enseñanza y el ejemplo, como pro– yecciones de una misma realidad 146 • Era, por tanto, un pro- TÍN HERNÁNDEZ - L. SALA BALUST (eds.), Madrid: BAC, 2001, 579-580, §. 54. 145 Cf. lbíd., 581, §. 55. 146 En este sentido, resulta un ejemplo, el modelo propuesto por Juan Luis Vives, acerca de la instrucción cristiana, en su Diálogo: «Vemos que para la mula no toman sino persona que sepa muy bien regirla, de manera que le haga muy bien andar y no trotar, y la sepa bien pensar y no estragar, pero para sus hijos no curan de mirar si es el ayo o maestro que les quieren dar persona de buenas costumbres o de malas, quito de vicios o vicioso, amigo de virtudes y bondades o de maldades y ruindades y, en fin, buen christiano 108

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