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MIGUEL-ANXO PENA GONZÁLEZ • 109 esclavitud ni las cadenas; el Dios de los cristianos es Aquél que defien– de a los oprimidos y redime de toda esclavitud y tiranía despedazando todas,las cadenas de la servidumbre y la opresión:'~ 1 Acerca de su visión de la teología, que entiende estrechamente vinculada a la emancipación, Fernán González afirma que éste critica la ignorancia religiosa y la poca formación teológica que se encuentra en la gente, especialmente en la interpretación milagrera, de lo que él deduce que puede llegar a ser fanáticos y supersticiosos. 72 En lo que a nosotros más nos interesa, González considera que "son objeto de fuerte crítica 'los embrollos y sutilezas del escolasticisimo'. Otras ven– tajas son el contar con pastores propios, sin exponernos a los enviados por España y obtener, una vez establecidas nuestras relaciones con la Santa Sede, las gracias necesarias para nosotros, 'sin más consideración ni otro mérito que el de hijos de la católica Iglesia'". 73 11 !bid., p. 26. 72 En relación con la formación académica superior, en este espacio geográfico, cf J.A. Sala– zar, Los estudios eclesiásticos superiores en el Nuevo Reino de Granada·(1S63-181 O), Madrid, cs1c, 1946; Id.,La reforma de estudios en el Nuevo Reino de Granada: 1767-1790, Bogotá, Universidad Pedagógica Nacional, 1981; Id., Universidad y Sociedad en el Nuevo Reino de Granada. Contribu– ción a un análisis histórico de la formación intelectual de la sociedad colombiána: Bogotá, Banco de la República, 1993. · 73 F. González, "La Iglesia ante la emancipación en Colombia'', en E. Dussel (dir.), Historia General de la.Iglesia en América Latina. VII. Colombia y Venezuela, Salamanca, Sígueme, 1981, p. 263. Groot, nos da cuenta de la realidad qu~ se vivía: "El clero de aquellos tiempos, con raras excepciones, no se dedicaba sino al estudio de la teología moral, y por eso sería que el doctor botero, en la junta a que concurrió, dijo que el clero colombiano no era más que larraguista. La teología positiva estaba muy descuidad.a, era un arma arrumbada en el arseñal porque no había enemigos con quienes combatir, cuando nadie cuestionaba sobre religión... El estudio de la his– toria general de la Iglesiá, qué es la fuente cie mejores conocimientos en hechos de disciplina y cuestiones de dogma controvertidos por los herejes y defendidos por los santos padres y doctores de la Iglesia, se podía decir que estaba abandonado. Los estudios canónicos tampoco eran comu– nes en el clero, eran más bien los abogados los que se dedicaban a ellos. Ésta era la situación del clero al tiempo que nos. mandaban malos libros de filósofos volterianos, jansenistas y pro– testantes, de donde nuestros políticos tomaban su grande erudición para aturdir al clero, no acostumbrado a combatir con enemigos de armas tan afiladas y de una táctica sagaz y traidora:' J.M. Groot, Historia eclesiástica y civil de Nueva Granada, 3a ed., t. m, Bogotá, Medardo Rivas, 1953, p. 349, tomado de F. González, "La Iglesia en la formación del Estado colombiano (1830-1850)': en E. Dussel (dir.), Historia general de la Iglesia en América Latina. VII. Colombia y Venezuela, Salamanca, Síg,ueme, 1981, p. 301.

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