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MIGUEL-ANXO PENA GONZÁLEZ • 95 Estos pueblos, con sus ofensivas, serán los que ahora justifiquen la secesión de España. Por lo mismo, parece que no se puede entender el momento de la Independencia sin relacionarlo estrechamente con el de la Conquista, de igual manera que no es posible entender la gesta misionera del siglo xvr, si no se pone en estrecha relación con la identi– ficación de las primeras comunidades cristianas.Por otra parte, valorar el hecho en su conjunto nos obliga a referirnos no sólo al momento de la Conquista y sus constantes enfrentamientos, sino cuando ésta ya había sido afianzada, así como a las tempranas insurrecciones. Sirva como ejemplo lo que sucedió en Nueva Galicia, en el año 1540, cuando estalló una tumultuosa insurrección indígena cuyo signo peculiar no fueron los abusos por parte de los conquistadores, sino el intento de retornar al primitivo paganismo. Algo que volverá a hacerse presente cuando Hidalgo y Morelos empiecen a gritar la Independencia. Hecho parecido es el que se da en Perú, cuando los sucesores incaicos for– cejearon reiteradamente por la independencia. En 1572, el virrey Francisco de-Toledo ahogará la revuelta de Tupac Amaru. Dos siglos después, en 1780, otro inca promueve una insurrección que era ya un preludio de la que estaba por v:enir. Si esta primera argumentación aparece con gran fuerza, no lo hace menos la interpretación de la Conquista, que cobra especialmente fuerza, a partir de las claves ilustradas. Así, después de tres siglos de dominio hispánico, se comienza a hablar de época colonial.3 2 Era un claro anuncio de una nueva comprensión, puesto que desde España no se utilizaba dicha terminología, puesto que se tenía conciencia de que allende los mares se encontraban provincias y reinos de Ultramar, cuyos naturales eran, además, vasallos del rey católico y, por lo mis– mo, sujetos de derechos y deberes. Como prueba evidente de esta 32 En este sentido, no es que desconozcamos la historiografía que prefiere hablar de colonia– lismo español, sino que no estamos muy de acuerdo con las mismas, considerando que es un término totalmente dependiente de la leyenda negra, y con unas connotaciones eminentemente económicas. Acerca de este tema, puede resultar de interés la síntesis dél profesor de la Complu- · tense, cf R. Dobado González, "Algunas consideraciones sobre el colonialismo español en América: El coste económico de la Independencia de México", en LÁlvarez Cuartero, J. Sánchez Gómei., Visiones y revisiones de la Independencia americana. III Coloquio Internacional .de His– toria de América "La Independencia de América". Salamanca, noviembre de 2001, Salamanca, Ediciones Universidad de ~ala.manca, 2003, pp. 21-47.

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