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M!GUEL-ANXO PENA GONZÁLEZ • 91 De manera más concreta, el mismo Mayans se encargó de difundir y publicar la carta sobre el parecer dado por Melchor Cano a Felipe II, sobre las divergencias entre Paulo IV y Carlos V. No se puede tampoco olvidar que dicha consulta.había creado cierto rechazo en los contextos pontificios hacia Cano, lo que será aprovechado indirectamente ahora, para justificar el regalismo. En el mismo hecho surge la confirmación de que no había una verdadera preocupación teológica; de corte humanista, sensible ante los grandes temas sociales del momento, sino que e.l motor ideológico era la autoafirmación del Estado. Al mismo tiempo, los expurgos borbónicos. habían limpiado las obras de los autores que podían .ser considerados como seguros de todo error o, simplemente, de cualquier cercanía al probabilismo; mar– cando así la línea probabiliorista y rigorista. El mismo Daniel Concina no sólo había "sido un apologeta impugnador del probabilismo y de toda forma de laxismo practicada por los jesuitas, sino que se había preocupado de escribir la historia de estos sistemas morales, para po– der atacarlos con más ahínco, lo. que le había servido también para mostrar su fidelidad en un momento especialmente adecuado y opor– tuno para recuperar un papel preponderante, tanto en las universida– des como en los entornos cortesanos e influyentes. Por lo mismo, el tratado de este dominico se propondría no sólo como libro de texto, sino que serviría también como.guía y regla para los sucesivos expur– gos que se llevarán a cabo en este momento. 26 Por lo que acabamos de afirmar, se puede colegir que no se tratará, en este momento, de un estudio serio y exhaustivo de la teología, puesto que ya era evidente que no interesaba mucho.ni a los colegiales ni al Estado, ya que este último prefería una formación más deficiente pero que fuera más orientada hacia la reafirmación de las grandes verdades. Por lo mismo, algunos autores reconfigurarán también sus tratados con base en la doctrina segura, para poder seguir ocupando un puesto significativo en el entramado social. 26 En este sentido, creemos que no se ha tenido suficientem.ente en cuenta los expurgos lle– vados a cabo en este momento, y que nada tienen que ver con los de épocas anteriores, aunque formalmente sea la misma institución las que los realiza.

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