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90 • LA ESCUELA DE SALAMANCA EN EL PROCESO DE LAS INDEPENDENCIAS AMERICANAS apoyado las tesis del soberano Felipe IHrente a los intereses del papa, lo que hizo que su Ópera gozara en este momento de innumerables ediciones. Era precisamente lo que había recordado con gran vehe– mencia el ilustrado Gregario Mayans. ·Mayans se interesaba por Cano desde un prisma totalmente dife– rente: Su motivación fundamental estaba centrada en el regalismo, para lo cual Melchor Cano era un autor muy adecuado y oportuno, especial– mente en un doble nivel. Pór.una parte, en cuanto a su incuestionable ortodoxia y; si queremos, incluso caza de brujas, que lo presentaba como un perfecto autor escolástico, de tal suerte que no pudiera ser atacado por los maestros inrnovilistas; en segundo lugar, por la clara actitud regalista de Mayans, que le permitirá encontrar en Melchor Cano elementos que le ayuden a defender los intereses de Felipe V frente a la curia romana. Por idéntico motivo, se había ya detenido en los sínodos visigóticos. 25 25 "Mayans, como buen .investig~dor, utiliza los concilios no sólo desde una perspectiva teórica y un tanto utópica, sino con conocirniento directo y concreto y dentro de los plantea– mientos regalistas de su tiempo. Por lo demás, un testimonio de su regalismo con resonancias visigóticas subyace en la Defensa del rei Witiza (1772). Por eso el valenciano es uno de los histo– r.iadores <fue desean ver en la Iglesia visigoda el paradigma a seguir en la lucha contra la intromi– sión, a su ~uicio excesiva, de la C~ria Romana en la Iglesia española. Ahora· bien, tratándose de una polémíca ideológica ·con Roma, Mayans.tiene que valerse de los tratadistas españoles, cató– licos. todos, que mantuvieron una postura favorable al r.egalismo y opuesta a·las pretensiones romanas. Utilizará, por .tanto, con evidente. preferencia, las obras de los teólogos; Francisco de Vitoria y Melchor Cano, ambos de renombre universal y reconocidos como primeras figuras entre los teólogos; Álava y Esquive!, cuyo descubrimiento le produjo entusiasmo por su indepen– dencia de criterio... Pero, no descuida a los juristas de la Escuela de Salamanca· que habían mantenido los derechos de la Monarquía hispana en sus divergencias con Ro.ma: Ramos del Manzano, Joslde Retes y, pese a sus reser.vas respecto a los prácticos, en determinadas ocasiones, a Salgado de So~oza, Chumacera... Evidentemente, Mayans conoce los tratados de los juristas extranjeros que defendieron los derechos de la autoridad civil frente a la Curia Romana (Bossuet, Marcá, Van Espen, Tomasino...) y los utilizará en su momento. Pero, en este caso, sigue el conse– jo que diera al obispo de Barcelona Asensio Sales: tome las ideas de Van Espen, pero no cite su nombre, antes bien utilice a los españoles que defendieron con anterioridad idénticos principios. Porque, a juicio de nuestro erudito, los juristas extranjeros tomaron de los españoles muchas cosas que después nos vendieron como originales y propias: 'Recientemente me ha venido un libro de D. Diego de Álava y Esquive!, obispo de Ávila, De conciliis universalibus. Es una mina oculta de la qua! los franceses han sacado todo el oro que nos venden como propio en sus libros modernos':' A. Mestre Sanchís, "Mayans y las raíces del regalismo español del siglo xvm", en G. Mayans i Sisear, Obras Completas. IV. Regalismo y jurisprudencia, pp. x1x-xx.
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