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88 • LA ESCUELA DE SALAMANCA EN EL PROCESO DE LAS INDEPENDENCIAS AMERICANAS jansenismo que, aunque de menor importancia; seguía siendo opuesto al pensamiento oficial de la Compañía de Jesús. Si el orden social tenía un fundamento religioso, si eran los teólogos conjuntamente con los juristas quienes los interpretaban y traducían generalmente alordenamiento social, a: la Corona le interesaba domi– nar la enseñanza teológica y jurídica, para poder así llegar a los diversos estratos·sociales, de tal suerte que fuera perfectamente coherente con la política social -que se estaba: iniplantando. .La teología proponía una serie de nociones, .categorías y divisiones que servian de base también para el derecho, que luego éste las aplicaba. Por su parte, el casuismo proponía enmiendas a toda la multiplicidad de situaciones que se podían dar enla vida.En este sentido, el probabilismo, especialmente moral, Cifrecía la opción más amplia y, por lo mismo, la comúnmente más aceptada;lo que asu vez tuvo como consecuencia que fuera la más combatida desde los círculos teológicos regalistas, recu– rriendo incluso para ello al recuerdo y justificación de que las tesis pro– babilistas habían sido condenadas por diversos papas. De esta manera, se convertía en el momento histórico de mayor control respecto a los impresos, tanto de su difusión como impresión, lo que justifica que sea en este momento cuando se expurguen obras de siglos anteriores; lo que se hará respondiendo a ese criterio de absolutismo ilustrado. Era lógico que los regalistas atacaran fuertemente el probabilismo moral, puesto que los más acérrimos defensores .y propagadores del mismo habían sido los jesuitas, que lo habían convertido en doctrina oficial.de- la orden. En este sentido, en cuanto al pensamiento sociopo– lítico, lo que interesaba era dejar de lado especialmente las doctrinas de Francisco Suárez y Juan de Mariana, que tenían un sustrato fuerte– mente democrático. Se trataba especialmente de la Defensio Fidei, del primero, y De Rege et Regis Institutione, del segundo. Al mismo tiempo, los tratados de Iustitia et Jure estaban ampliamente difundidos por todo el mundo y, por lo mismo,también en todas las·ciudades ameri– canas, donde se presentaba aquel pensamiento propio salmantino en toda su riqueza y diversidad. Es importante resaltar este detalle, pues– to que nos permite vislumbrar que, aunque el cerco de control, cada vez se hacía más estrecho y violento, quedaba siempre la puerta de una pequeña élite intelectual que no descuidaba las posibilidades que tenía a su alcance.

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