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14 Con los judíos de Estella Iglesia de San Miguel de Rivas cerca del castillo de To1oño, pre-· · :tendíá hallar un tesoro escondido por aquellas inmediaciones.. Cavaron en varios sitios y no apareció tal tesoro. Fenza fué apresado y conducido a Pamplona. En octubre del año siguiente por mandato del tesorero real un colector de rentas fué a Milagro, llevando consigo al capellán Don Pedro García, que tenía un libro prestado por un religioso, en el que contaba que en cierta parte de dicho pueblo había enterrado un enorme tesoro; pero el tesoro, a pesar de muchas pesquisas, no quiso aparecer. Un carpintero de Pamplona fué a casa de un judío, cavó a su gusto en busca de un tesoro y tampoco lo halló. Naturalmente. Por mandato del rey se registró en 1406 con todo cuidado una cueva, que no sabemos cuál fué. Del resultado no hay que hablar. Con el pretexto de minas, se hicieron excavaciones en Arci porque se aseguraba que debía de existir allí un tesoro. Los tesoros hallados se consideraban, por ley o por costum~ bre, de propiedad real. Un pobre labrador de Zunzarren halló cierto día una pieza de oro de dos onzas y nueve esterlines y la vendió al hijo del argentero Salomón de Valencia, que parece la adquirió barata. Recogido el oro, al rey correspondieron 6 l. 7 s. ; al labrador se dieron de limosna 30 s. El numerario escaseaba. ¿ Habría que acudir siempre a los judíos? ¿No existían en Navarra minas de oro o siquiera de plata? Los tanteos que el año 1337 se hicieron en Montejurra desanimaron a los que abrigaban esperanzas de hallazgo. Con sus visos de supersticiosa, parece estaba arraigada la . creencia de que el agua del mar podía curar la rabia o tal vez atajar sus efectos. Por ello se envió a Bayona al paje del rey Pericón de Baiges, a quien había mordido un perro rabioso. En 1328 fué quemada con otras dos mujeres una leprosa. hechicera. Del testamento de Don Gonzalo Ibáñez de Baztán y de la piedra partera me ocupé en mi folleto Los plateros de Carlos el Noble, y no voy a repetirme. Allí también podrá ver el- que tenga curiosidad alguna otra cosa sobre supersticiones en uso durante aquellos tiempos. A Bernardo de Huesca (Bernart Dosca) le azotaron a prin– cipios del siglo XIV porque · quería pasar por alquimista ( quia se f azía maestro da.lquimia).

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