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12 Con los judíos de Estella invisibles. Un inglés, por ejemplo, en 1329 para robar a los pere– grinos les engañaba propinándoles bebidas narcóticas. Al abrirse los caminos romanos nó se tuvieron en cuenta las necesidades de la población asentada al margen, sino las circuns– tancias orográficas, desentendiéndose de todo lo que no fuera rapidez y relativa economía. El comercio fué adaptándose a lo que hallaba ya hecho, tanto más cuanto mayor era la facilidad que ocasionaba para transportes y viajes. Y si podía aprove– charse el mar, por mar se viajaba. Si no, los ríos eran el medio más rápido y barato de transporte. Las letras de cambio, en uso casi desde el principio del siglo XIV, daban gran elasticidad a cobros y pagos. Pero la especula– ción de la moneda, depreciada la de Navarra, era nueva fuente de ingresos para los judíos avisados. Los judíos que en: Navarra habitaban tenían relación más o menos frecuente con sus hermanos de todas partes; mas singu– larmente con los que moraban al otro lado de los Pirineos, veci– nos suyos. De allí por conveniencia de vida, por dificultades reli– giosas, vinieron algunos, que principalmente se establecieron en Estella. De tantas cosas como se importaba en Navarra, algunas podían adquirirse en lugares no muy distantes. Ante la escasez del trigo en Navarra el año 1421 se comisionó a García Lacam– bra; mercader vecino de Tudela, que lo comprase en Aragón. De Vitoria venían clavos, cuchillos, hierros de lanza. De Castilla pocas cosas, paños principalmente. Zaragoza proporcionó duran– te las obras del castillo de Tudela y primeros de la última etapa deülite papel, colores, vidrio. El oro para dorar se compró en Aragón, Barcelona y Valencia. El vidrio blanco y de color que al principio se hacía en Sástago, empezó a fabricarse con la direc– ción del Maestro Guillém de Lavy en Cadreita y Andosilla. El citado pintor Guillém pintó para las vidrieras de las galerías de Tudela las figuras del rey de Armenia, del de «Sallerma», de Noruega y de Bosnia, y en la cámara real el retrato del padre del rey. Algunas ventanas ostentaban cabezas de ángeles, escudos y otros adornos. El pintor Giliquín se encargó del decorado de la cámara grande. A la entrada puso las figuras de los nueve barones y repartió por toda ella castaños pintados con castañas de madera recubiertas de oro y plata, sobre las ventanas de ala-

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