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)V.!l~)!J:J•G· ·nF• AP ,;;;,.1 t:H1l:<J,1csl:!t:· .ex:11:mmtm<:to'.·:su. eza 'propia y. su todo una ,ira.se En. una mentalida ¡¡,rn.;1!,ICt:lltil-1 y escoiá$tica se pod:ría:·de esas ·•-··~~<•-~ co11cluir a. la éxiste:ncia de una remii;;i'ón en el siglo ven1derq. Si uno. afirma que tal pecado no se perdona en éste mundo y aííade que tan1- po<,o en el otro, hace la suposición que tanto aquí como allí se perdona1J · 1 otros pecados. Si allí no -se perdonara ninguno, sería inútil la adición' y además no establecería paridad en los dos térm'.nús. Pero para una mentalidad semita no sucede así. Para designar un todo lo hace· mejor· indicando sus diversas partes o elementos; cierto que no negamos quÓ . pueda hacerlo simplemente designando el todo ; pero lo ótro es más. conforme con su genio. Así, pues,· para indicar toda la· eternidad en relación al hombre, la expresa en frase popular y gráfica con las .do~ "duraciones": este mundo y el otro; y en sentido negativo para afirm~r– "ni1,nca" en relación también al hombre, dice "ni en este mundo ni en. el otro". En co.nsecuencia estas palabr¡:ts tienen el mismo alcance que-_ , lM otras paralelas de los Sinópticos: ' 1 no tendrá. nunca perdón" (Me. 3,. 29; Le. 12, 10; Mt. 12, 31); será reo de pecado eterno (Me. 3, 29); es, decir, con otras palabras la misma idea, que los rabinos e:x:presaban en sus catálogos de pecados que ·excluye~ del siglo futuro, que llevan ~. la gehenna por toda la eternidad (48). Con lo cual el pensamiento se,. detiene en la afirmación o negación e~presadas sin que sea·líc:to avan– zar más. De tal pecado se dice que no se perdonará nunca ;·de los otros. pecados no se dice nada. · , Por lo que se refiere al contexto, no se deben desligar de él para ar– gumentar y poder deducir que Jesús y los judíos profesaban la creencia en la remisión de ultratumba. Esto debe corregirse acudiendo a otros. te~tos. Argumentando asi se les da un sentido que no 1es dió Jesús. La frase como tal no afirma esa creencia) como es evidente; presc nde, de ella i.Y Jesús en su argumentación a favor de la graveda'd del pecado · contra el Espíritu flanto prescindía también. Si !,e basaba en esa fe– para al!'gumerítar, inutilizaba; el valor de la comparación que par:a ello establecía con la bl11¡sfemia cont¡a el Hijo del Hombre. La razf:n parece, ser clara. Es cierto que el pecado mortal no se perdona en la otra v;da.., Luego para indicar la mayor gravedad de la bl.asfemia contra el Espí– ritu Santo,. ¿a qué compararla con la blasfemia contra el Hijo. d.el Hom- . bre que también es grave y por cÍlpsiguiente irremisible en .el mism0, grado que la otra después de la muerte? De ese modo no se evidencia la mayor gravedad de la blasfemia contra el Espíritu Santo. Ep. cam- ·(48) Cfr. notas ·números. 27 y 4.0.. [30]

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