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-8- respecto del objeto que la solicita; es libre también en sí misma, en su acto propio; y no sólo respecto de las acciones exteriores, como, por ejemplo, el movimiento que ella imprime a los miembros o que reprime, sino que también es libre respecto de sí misma en 'el sentido de que es capaz de hacerse violencia, de amar lo que detesta y de rechazar lo que ama, de buscar lo que le entristece y de huir de lo que le gusta, y todo esto únicamente en virtud del imperio que la voluntad tiene sobre sí misma (1). 2. Libertad y razón. - Libertad y razón son dos términos que se buscan y se explican el uno por el otro. El animal, privado de las luces de la razón, no distingue entre los diferentes bienes; dependiendo todo él de los instintos de la vida sensible, se preci– pita ciego y esclavo hacia aquello que solicita su apetito (2). El libre albedrío guarda estrechas relaciones con la razón y la voluntad, tan estrechas que sin esas dos potencias no se expli– caría la libertad. No se confunde con dichas dos potencias, porque la libertad implica algo más que aquéllas: la libertad se presenta como una potencia activa, mientras que aquellas dos. facultades aparecen más particularmente pasivas respecto del objeto que las afecta (in ratione moti); el libre albedrío manda, la razón y la voluntad obedecen. Sin embargo, a pesar de estas diferencias, la libertad no es una facultad distinta de la razón y la voluntad, pues la doble división de nuestros estados interiores en estados intelectuales y en estados afectivos abraza todas las manifesta– ciones de la vida de la conciencia y no hace falta otra tercera fa– cultad (3). El libre albedrío sólo lógicamente es una potencia aparte; en realidad, es una cualidad (habitus). Se le debe considerar como tina operación mixta en que la razón y la voluntad se unen para (1) Ibid. (2) Ibid, (3) Sent, II, d. 25, p. I, a. unic,, q, 2, conclus., t. II, p. 596.

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