BCCCAP00000000000000000001253

- 16 - vina en relación con los acontecimientos futuros, podemos afir– mar que la presciencia divina los causa, pero la acción de esta causalidad es más o menos extensa. Hay sucesos en que toda la causalidad se ha de atribuir a Dios; así, por ejemplo, la Creación. Hay otros en que la voluntad de la criatura es únicamente la causa, como en el pecado y el mal moral: aquí la voluntad divina es solamente la causa deficiente. Hay otras acciones en las que la voluntad divina y la voluntad humana combinan su eficacia, como en las manifestaciones de la vida natural y en las obras morales; aquí la voluntad o la presciencia divina y la voluntad humana actúan como concausas: quoddam, cuius Deus et creatura simul sunt causa ut sunt opera naturalia et opera moralia, quia Deus cooperatur creaturae (l). Podemos, pues, concluir que en las acciones futuras la pres– ciencia divina incluye siempre cierta causalidad, aunque no siem– pre positiva. (2). Además, la presciencia divina no es nunca una causa que implica necesidad, o sea, se concilia perfectamente con la libertad del hombre. Dios prevé lo futuro tal como ha de ser, porque su ciencia es infalible; las cosas que han de ser contingen– tes por el hecho de la libre decisión de la voluntad humana, las ve contingentes y libres; y, por consiguiente, si prevé que tal acción que yo he de hacer es libre, como no se puede engañar, esa acción será ciertamente libre (8). La presciencia divina no añade ni quita nada al carácter de nuestras acciones (4). 12. La teoría de ta voluntad en la mística de San Buenaven– tura. - Siendo el aspecto místico uno de los aspectos más impor– tantes en San Buenaventura, es preciso ver la aplicación de la expuesta teoría de la voluntad a los estados místicos. Uno de los caracteres con que los estados místicos se presentan (1) SenJ. I, d. 38, a: 1, q. 1, conclus., t. I, p. 670. (2) lbid., fund. y conclus., t. I, p. 669 y 670. 3) lbid., a. 2, q. 1 y 2, t. I, pp. 674 y 677. Ibid., a. 2, q. 1, fund. 2, t. I, p. 674.