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- l8 - 8. La voluntad y el acto de fe. - Examina también. San Buenaventura el acto de fe como la m,ás alta manifestación de la inteligencia y de la voluntad, y después de exponer las opiniones que acerca de esta materia existían en su tiempo, desarrolla su doctrina, que no es más que una aplicación dela teoría de la vo– luntad antes tratada. Así como la libertad no es facultad distinta del entendimiento y de la· voluntad, sino que los comprende, desarrolla, une y. completa, así la fe, que nace inmediatamente de la libertad, participa al mismo tiempo del ~ntendimiento y de la voluntad. Si la libertad y la fe pueden referirse simultáneamen- . te al entendimiento y a la voluntad, es porque estas dos faculta– des no están radicalmente separadas, sino que están unidas en un mismo sujeto, y esta u.nidad del sujeto es la unidad esencial de los actos y estados por los que se manifiesta la vida del espí– ritu (1). Así desaparece la aparente contradicción del acto de fe: se cree porque se ve que es necesario creer, y he aquí la parte del intelectualismo; pero se ve que es necesario creer porque se consi.ente en ver, porque se quiere ver, y he aquí el dominio de la libertad. · 9. Otras aplicaciones de las precedentes doctrinas a la Ética.– La doctrina expuesta acerca de la voluntad es objeto de intere- . santes desarrollos morales, en diversos pasajes; así, por ejemplo, al tratar del mérito y la sanción, de las virtudes, etc.; puntos éstos en que no podemos detenernos, porque no nos hemos pro– puesto estudiar toda la Ética de San Buenaventura. JO, La v9luntad en Dios, - También en Dios hay'voluntad. La voluntad es signo de potencia y es tanto más eficaz cuanto la potencia es mayor; y Dios es omnipotente. La voluntad es la fuen– te de la felicidad, porque _felicidad es posesión de todo lo que se quiere, y no hay felicidad verdadera fuera de la voluntad, y Dios (1) S~. III, d. 23, a. 1, q. 2, conclus,, t. III, p. 475.

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